«Las bodas se siguen celebrando, pero no en nuestros establecimientos. Los novios se están yendo a provincias limítrofes donde las restricciones son más permisivas». Así de indignado se muestra el presidente de la Asociación de Hosteleros de Lorca, Hostelor, Jesús Avellaneda, quien ha asegurado en declaraciones a LA OPINIÓN que «las celebraciones de bodas en Lorca han caído un 90 por ciento». Almería, Granada, Albacete, Alicante, Málaga… son algunas de las provincias que muchos lorquinos están escogiendo para darse el sí quiero.

O, al menos, llevar a cabo la celebración de su enlace, porque la mayoría optan por casarse en Lorca de forma privada y hacerlo públicamente en algún establecimiento de fuera de la Región al aire libre. Fincas de Marbella, una playa de Estepona y numerosos restaurantes de Almería y Albacete están siendo los escenarios elegidos por muchos novios lorquinos. «Allí pueden alargar la fiesta hasta altas horas de la madrugada, no tienen aforo… Las restricciones son más permisivas, lo que nos está dañando gravemente nuestra economía que no sé cuánto tiempo va a resistir», se ha quejado el presidente de los hosteleros.

Las cifras no dejan lugar a dudas. «En lo que llevamos de año no hemos celebrado ni el diez por ciento de las bodas que se hacían antes de la pandemia», ha detallado Avellaneda, quien no ha dudado en poner ejemplos: «Establecimientos que organizaban 70 bodas al año con un aforo superior a las 300 personas, ahora solo les contratan siete y con entre 30 y 60 comensales».

Aquellas reservas que se hacían con hasta varios años de antelación han quedado en el olvido. «Te reservan una boda y cambian las restricciones, por lo que los novios deciden posponer la celebración. Vuelven a contratarla y, de nuevo, hay nuevas normas, por lo que algunos han terminado desistiendo», ha argumentado. El sector de las celebraciones «va a ir a la ruina», ha admitido, mientras han exigido «medidas más flexibles».

Entre las opciones que ha planteado están que se puedan realizar celebraciones y que los asistentes estén vacunados o presenten PCRs negativas. «Se ha demostrado que la hostelería no es la causa de los contagios. En nuestros establecimientos son de menos de un 10 por ciento, por lo que no entendemos esta persecución. Hay que dejar que los vacunados puedan hacer su vida», dijo.

Y otro de los problemas a los que están teniendo que hacer frente es a la falta de personal. «No hay camareros ni cocineros. Muchos trabajadores han abandonado la hostelería por la poca estabilidad laboral. Se van a otros sectores más fiables», relató.

Los establecimientos de hostelería se ven obligados a establecer una serie de medidas «que no están presentes en las celebraciones clandestinas», dicen desde Hostelor, que lamenta que no se persigan las fiestas y banquetes en fincas o jardines privados.