La Comunidad Autónoma ha llevado a cabo trabajos de recuperación de masas forestales afectadas por el incendio del verano de 1994 en montes de los términos municipales de Calasparra y Cieza, de acuerdo con la zonificación establecida en los Planes de Gestión de terrenos afectados por las llamas y sobre una superficie de 235 hectáreas con una inversión de algo más de 326.000 euros.

El director general del Medio Natural, Fulgencio Perona, explicó que «los trabajos comenzaron en octubre de 2020 y concluyeron el pasado mes de mayo».

Perona recordó que en julio de 1994 un gran incendio forestal arrasó un total de 24.000 hectáreas en la Comarca del Noroeste de la Región de Murcia, y que afectó a los municipios de Moratalla, Calasparra y Cieza. De acuerdo con el ‘Programa de seguimiento de incendios en la Comarca Noroeste y Cieza’ y el ‘Plan técnico de gestión forestal de los terrenos afectados por los grandes incendios de la Región de Murcia’, se han establecido actuaciones de recuperación en función de las necesidades existentes y, entre ellas, actuaciones de ayuda a la vegetación natural mediante trabajos selvícolas de clareo y repoblación.

La situación actual de la zona incendiada en 1994 es de una regeneración irregular que resulta excesiva en algunos rodales, provocando un estado de riesgo frente a plagas y un crecimiento lento e inadecuado de la masa. Por tanto, el conjunto de trabajos de ayuda a la regeneración persigue recuperar la funcionalidad ecológica y la biodiversidad original, y activar los servicios ecosistémicos que prestaba la superficie forestal antes de sufrir el incendio. De este modo, debe alcanzarse una vegetación arbórea estable y permanente, en equilibrio con las condiciones del medio, semejante a la que vegetaba en la zona con anterioridad al incendio de 1994. Se han aplicado tratamientos de saneamiento del regenerado mediante desbroces, clareos y realces.

Así, los trabajos realizados sobre los montes suponen una mejora significativa de las masas forestales, también conocidas como infraestructuras verdes, y la ejecución de clareos de diferente naturaleza tiene efectos muy positivos para la adaptación de las masas arbóreas al cambio climático y para hacerlas más eficientes en la captura de CO2.

Además, con estas actuaciones se fomenta el empleo en zonas rurales. El desarrollo del proyecto ha generado, aproximadamente, 2.800 jornales, en las diferentes fases de trabajo.