Una oferta hotelera del siglo XX para un turista que busca experiencias del siglo XXI. La Región de Murcia se debe enfrentar a una remodelación de su modelo turístico si las empresas del sector quieren potenciar la llegada de viajeros nacionales e internacionales cuando las limitaciones por la pandemia de la covid-19 se queden atrás. A pesar de que la Región de Murcia ha registrado un aumento de viajeros desde el año 2000 hasta 2019, pasando de 767.394 turistas a 1.365.875 según los datos del Instituto Nacional de Estadística, y a pesar de contar con una superficie superior a otras provincias cercanas y más de 200 kilómetros de costa, la comunidad ostenta el valor de recepción más bajo en comparación con todas las comunidades del Mediterráneo.

"La Región es la más olvidada del litoral mediterráneo y no lucha por buscar competitividad con otros destinos", según un estudio

La falta de inversión de fondos extranjeros para modernizar la oferta turística, con muchos alojamientos hoteleros obsoletos y sin renovar desde los años 80 o 90 del siglo pasado, sumado a la falta de impulso en la oferta de nuevas experiencias más demandadas por un cliente que busca compaginar esto con zonas no masificadas, y a unas deficitarias conexiones e infraestructuras han ralentizado el crecimiento del turismo regional. Una oferta turística que no logra deshacerse de la imagen impulsada hace años de campos de golf y resorts, asociados a la burbuja inmobiliaria, y al concepto ‘sol y playa’ sin un complemento en experiencias que tendría que ofrecer la Costa Cálida.

Estas conclusiones se han expuesto en un estudio llevado a cabo por tres investigadores del grupo ‘Dinámicas territoriales: análisis y ordenación’, del departamento de Geografía de la Universidad de Murcia. Rubén Giménez, doctorando de la Universidad, junto a Daniel Moreno, investigador de la UMU, y Ramón García, profesor titular, han estudiado la evolución de la actividad turística regional en los primeros veinte años del siglo XXI y concluyen que el sector tiene un escaso peso en España con respecto a otras comunidades. Reflejan una brecha importante entre diferentes espacios costeros, donde 9 de cada 10 establecimientos turísticos construidos se emplazan en el litoral (70% de las plazas hoteleras).

La mayor parte de estos establecimientos y plazas hoteleras ubicadas en la franja costera se localizan en La Manga y los entornos del Mar Menor (cerca del 86%). «Se trata de los dos escenarios de ocio y recreación de mayor relevancia regional, espacios pioneros en el desarrollo turístico de sol y playa a nivel nacional e internacional. Por su parte, el desarrollo turístico de Águilas y Mazarrón permanece ceñido al devenir de otros sectores económicos (agricultura y pesca) de mayor tradición. Ambos municipios apenas registran el 11% de los establecimientos turísticos regionales (14% de los ubicados en el litoral), ligando la mayor parte de su turismo a las segundas residencias».

La comunidad murciana tiene una brecha entre sus zonas turísticas ya que el 90% se emplaza en la zona del litoral

Buscar un turista de clase alta

Respecto a la procedencia, hasta 2019 ocho de cada diez turistas eran nacionales y Murcia ha sido de las comunidades que menos homogeneidad en el reparto de viajeros ha registrado. El 25% de los turistas que se cuentan en la comunidad son de la propia comunidad. «No terminamos de atraer a turistas nacionales y nos podemos quedar rezagados», dice el investigador Daniel Moreno, «exportando la imagen de ‘sol y playa’» y anclados en un turismo de segunda residencia. «La Región es la más olvidada de todo el litoral mediterráneo y no lucha por buscar competitividad con otros destinos».

Un aspecto que refleja el estancamiento del turismo regional, apunta Moreno, es que la oferta no capta clientes de clase alta como ocurre en comunidades como Baleares o la Comunidad Valenciana. Y es que la categoría de los hoteles es dispar en función del área: aunque en el Mar Menor se observa un reparto equilibrado de alojamientos de 4, 3 y 2 estrellas, en otras zonas hay un predominio de hoteles de 3 y 2 estrellas como en Águilas y Mazarrón y «una notoriedad de hoteles de 4 estrellas en La Manga, espacio en el que no se localizan hoteles de 2 y 1 estrella ni pensiones». El único hotel de 5 estrellas se sitúa en La Manga Club.

Oferta deportiva, gastronómica y cultural para relanzar el sector

Las claves para un despegue del turismo en una zona que no termina de atraer viajeros son claras: más oferta de actividades deportivas, sobre todo náuticas, más actividades ligadas a la gastronomía y más cultura. En los últimos años las campañas promocionales han apostado por esta tríada de la atracción turística pero, como comenta Daniel Moreno, no han terminado de cuajar y no han logrado la proyección que se esperaba. «A día de hoy el esfuerzo que se hace en la Región por diversificar la oferta turística no es suficiente», explica, a la vez que aclara que hay que estar pendientes de que nuestros destinos turísticos por excelencia hay que cuidarlos «para que no acaben muriendo de éxito».