La contaminación difusa asociada a la actividad humana y, en particular, al abandono y gestión inadecuada de residuos de todo tipo (basuraleza) podría estar afectando a la práctica totalidad de los espacios naturales del país, incluyendo áreas protegidas. Esta es la principal conclusión de un estudio elaborado por la organización SEO/BirdLife, la agencia de investigación CSIC y Ecoembes, en el marco del proyecto ‘Libera’, donde se han analizado 2.500 muestras recogidas en 140 áreas naturales de España importantes para la conservación de la biodiversidad y el bienestar de las poblaciones de aves.

Entre esos espacios naturales estudiados en la Región se encuentra el Mar Menor, las Lagunas de Campotejar (Molina de Segura), la sierra de la Torrecilla y del Gigante (Lorca), la sierra de la Muela, cabo Tiñoso y Roldán, los Saladares del Guadalentín y la Estepa de Yecla, donde se constata la contaminación de las superficies de agua, en los suelos y también los sedimentos debido al abandono o el vertido de basuras en el medio natural. Respecto a la afección sobre el agua en estas áreas naturales de la Región, el informe pone el foco sobre todas ellas, al detectar una presencia preocupante en nanogramos por litro de contaminación en aguas superficiales, sobre todo en el Mar Menor, la Estepa de Yecla (zona de protección para las aves esteparias) y cabo Tiñoso. Fármacos, plaguicidas, retardantes o sustancias químicas como 17 tipos diferentes de perfluorados son los principales tóxicos para estos entornos con alto valor ecológico.

«Los resultados de este estudio evidencian que, de alguna forma, todos los ecosistemas se ven afectados por la contaminación difusa, siendo sin duda la basuraleza una de las posibles fuentes. Los compuestos han sido escogidos por su alto grado de toxicidad, su persistencia en el medio y el riesgo que pueden llegar a suponer para la fauna y la flora, fundamentalmente debido a su posible bioacumulación», afirma Octavio Infante, responsable del programa de Conservación de Espacios de SEO/BirdLife.

La basura plástica incide más en la contaminación de los suelos. Los compuestos de poliestireno y termoplásticos, así como de aditivos para la fabricación de plásticos más flexibles son restos hallados en los análisis y que en el caso de la Región dejan una contaminación difusa en la sierra lorquina, los Saladares del Guadalentín y, de nuevo, el Mar Menor. Destaca la elevada incidencia de los hidrocarburos aromáticos policíclicos, detectados en un 71% de las muestras de toda España.

En cuanto a los sedimentos, los residuos generados procedentes de la agricultura, la construcción, de los envases o de los componentes de los vehículos dejan concentraciones altas en las Lagunas de Campotejar. El informe también destaca la presencia de selenio como metal pesado en las lagunas de Molina y en plomo en el Mar Menor.