Las empresas familiares de la Región de Murcia mejoraron su comportamiento económico y financiero entre los años 2017 y 2019, especialmente en lo referido a la devolución de la deuda. Ésta es una de las conclusiones que se desprenden del último informe sobre ‘La empresa familiar en la Región de Murcia, evolución 2017-2019’ que ha sido presentado hoy en el Centro Cultural Las Claras de la Fundación Cajamurcia. En concreto, según el director de la Cátedra de Empresa Familiar Mare Nostrum y uno de los autores del informe, Ángel Meroño, este tipo de empresas incrementaron un 12,5 por ciento su capacidad de devolución de la deuda y otro 11 por ciento en la reducción de la deuda a largo plazo “lo que ha generado una situación de equilibrio financiero”. Además, el incremento de la rentabilidad económica durante ese período “lleva a estas empresas a situarse por encima de la empresa no familiar”.

La lectura de estos datos permite al autor del informe asegurar que la apuesta por la supervivencia de la empresa familiar murciana, años en los que se invirtió en la profesionalización, “ha dado sus frutos y la que la situación financiera de la empresa familiar es muy similar a la de la empresa no familiar en términos de autonomía financiera y endeudamiento, tanto a largo como a corto plazo”.

Más de 200.000 empleos

Como novedad de este informe regional, con respecto a los dos anteriores, se introduce en el análisis las microempresas por la repercusión que tienen en el sistema económico del territorio. En total, se ha recogido información de 13.683 sociedades mercantiles de la Región, 9.795 microempresas y 3.888 pymes y grandes empresas. Según Meroño, el análisis de los datos permite conocer la importancia de las empresas familiares en la economía regional. El total de las 29.800 sociedades analizadas emplean a más de 200.000 personas y generan el 62% del VAB privado.

Durante el período de análisis (2017-2019) se observa una disminución del 5% en el número de empresas activas ya que se han creado menos empresas que el número de desaparecidas. El descenso es superior en las no familiares (7,3%) que en las familiares (4,3%).

Como en el anterior informe, relativo a los años 2015-2017, la tasa de desaparición es inferior en las empresas familiares. Fundamentalmente, las empresas que cierran se caracterizan por la menor rentabilidad económica y por el peso de la deuda a largo plazo. En cuanto a la creación, cabe destacar que nueve de cada 10 empresas que se crean son familiares.

A pesar del descenso general en el número de empresas en el período de estudio 2017-2019, se produce una mayor generación de Valor Añadido Bruto (VAB), y en el caso de las familiares, además, ha crecido un 6% su facturación, por tanto, se produce un incremento de tamaño que continúa la tónica de 2015-2017.

El 88,5% de las microempresas son familiares

El análisis de las microempresas revela una gran similitud entre las empresas familiares (EF) y las empresas no familiares (ENF). Al ser las EF el 88,5% de las microempresas, su importancia para la economía es vital por el empleo generado (88% de las microempresas) y por ser la base para las empresas familiares de mayor tamaño. En la categoría de pymes y grandes empresas, las EF tienen una menor dimensión que las ENF, pero al ser el 79% representan el 59% del empleo y el 49% del VAB.

Meroño ha puesto el acento también en que “la productividad del empleado ha mejorado un 4%”. “No obstante, todavía se sitúa por detrás de la ENF, siendo una variable donde la EF debe seguir incidiendo para ser competitiva. Aunque la productividad depende, en gran medida, de la intensidad de la mano de obra del sector, precisamente los sectores con mayor presencia de las EF, éstas deben seguir mejorando sus niveles de profesionalización”, ha remarcado el director de la Cátedra y coordinador de la investigación.

Finalmente, cabe destacar que es más habitual que las ENF se conviertan en EF (3,5%) que al revés (0,9%). A diferencia de 2015-2017, en los dos años posteriores, las empresas que pasan a ser EF -vía concentración de la propiedad y/o mayor implicación en la gestión- se caracterizan por una mejor situación económico-financiera.

A partir de estas evidencias, fundamentalmente la mejora del comportamiento económico-financiero de las EF se puede concluir que el esfuerzo realizado en 2015-2017, especialmente a través de mayores niveles de endeudamiento y mejoras en la profesionalización, ha dado sus frutos. La empresa familiar ha conseguido sobrevivir mostrando ahora una mejoría general, sobre todo, en la capacidad de generar beneficio y trabajar con una destacada salud financiera.

Por su parte, José María Tortosa, presidente de Amefmur, ha puesto en valor “la capacidad de resiliencia” de las empresas familiares después de un año y en un contexto “de enorme dificultad para todos”. “La adaptación, la innovación, la inversión en competitividad o el buen gobierno corporativo son algunos de los valores propios que han llevado a las empresas familiares de la Región a resistir y a ser capaces de liderar la recuperación, como ya están demostrando”, ha señalado Tortosa.