La neuroestimulación medular se ha convertido en una verdadera apuesta para acabar con los dolores más graves de los pacientes que no responden a ningún otro tratamiento. Por ello, la Unidad del Dolor del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia está volcando todos sus esfuerzos en especializarse y formar a un equipo de profesionales que estén al día de los últimos avances en este tipo de técnicas.

Con la neuroestimulación medular el paciente que es susceptible de ser intervenido se somete a una operación en la que se le coloca en la médula espinal unos electrodos que actúan sobre el nervio que conduce el dolor, lo que permite convertir este dolor en un hormigueo o una sensación leve que logra que el receptor pueda hacer una vida normal retirándole la medicación, según explica la doctora María del Mar Hernández, responsable de la Unidad del Dolor de la Arrixaca.

La Unidad del Dolor forma parte del Servicio de Anestesia y hasta ella llegan pacientes con dolores especialmente difíciles o complejos, dolores que no puede tratar el médico de familia o el especialista. El jefe del Servicio de Anestesia y Reanimación del Hospital Virgen de la Arrixaca, Carlos García Palenciano, indica que con los pacientes que llegan se usan medicaciones más potentes, pero también se apuesta cada vez más por el intervencionismo (bloquear nervios con anestesia local o epidurales) y una de las técnicas más complejas es el uso de estimuladores nerviosos.

«Estos electrodos son como un marcapasos, pero en lugar de llevar electricidad al corazón la llevan a la médula espinal y de esa forma se inhibe el dolor del paciente», afirma este especialista, quien reconoce que «dentro de las técnicas que podemos hacer, es una de las más complejas», además de tener un coste elevado que oscila entre 15.000 y 20.000 euros.

Los anestesistas del equipo apuntan a que los estimuladores no se pueden utilizar con cualquier dolor, deben ser dolores intensos que no se puedan tratar de otra manera. Y gracias a este concepto nuevo que es la neuromodulación, los electrodos implantados reeducan al nervio que provoca el dolor con el objetivo de que deje de transmitirlo.

La Unidad del Dolor de la Arrixaca se está reestructurando en estos últimos meses con más personal que está formándose en estas técnicas con profesionales de otros hospitales de toda España que se desplazan a Murcia, como es el caso del doctor Carlos Tornero, de la Unidad del Dolor del Hospital Clínico de Valencia.

Precisamente, durante el encuentro con LAOPINIÓN acompañaba en el quirófano a las anestesistas María del Mar Hernández y Ada González el doctor Agustín Mendiola, de la Unidad del Dolor del Hospital Puerta del Hierro de Madrid.

Uno de los dos casos que intervinieron este viernes fue el de un paciente con dolor complejo en el pie que sufría alteraciones de la sensibilidad y cambios de color, sin responder al tratamiento habitual ni a los fármacos. «Un problema que cuando se alarga en el tiempo limita a estos pacientes para hacer una vida normal», explica la responsable de la Unidad del Dolor de la Arrixaca.

El electrodo que se coloca en el espacio epidural al paciente se deja un periodo de prueba y se va ajustando la estimulación cada 3-4 días para ceñirla a la zona del dolor. A las dos semanas se retira el implante provisional y se coloca el estimulador definitivo, que seguirá revisiones periódicas.

Estas intervenciones están indicadas para pacientes jóvenes de entre 35 y 55 años, ya que lo que se busca es darles una mayor calidad de vida.

El doctor Mendiola considera fundamental que la población conozca la existencia de estos tratamientos, ya que «nadie se echa atrás cuando le indican que le van a colocar un marcapasos, pero cuando le hablan de estimulación medular se lo piensan». Además de destacar que una de las múltiples ventajas de la intervención es que se puede revertir si no funciona, lo que no ocurre con ninguna otra cirugía.

Luis Enrique Fernández, anestesista de la Unidad del Dolor de la Arrixaca, apunta que los casos más habituales en los que se pueden utilizar las técnicas de neuroestimulación medular son los dolores crónicos postcirugía de raquis, el síndrome de dolor regional complejo y en vasculopatías, entre otros. Y, aunque hasta ahora estas técnicas se dejaban como última opción cuando ningún otro tratamiento funcionaba, ahora son cada vez más habituales y se ha producido un boom en la neuroestimulación medular.

El aumento de personal y consultas reduce la espera a dos semanas

La Unidad del Dolor de la Arrixaca ha sufrido un cambio cuantitativo y cualitativo en el último año y medio, dotándose con más recursos materiales y humanos, uno de los principales objetivos del nuevo jefe de Anestesia y Reanimación, Carlos García Palenciano.

En este tiempo la Unidad ha crecido en número de consultas, que han pasado de una a dos. En ellas encontramos a los doctores Marcos Salmerón y Javier Belmonte.

Gracias a este aumento se ha pasado de tres consultas semanales a diez, triplicando la actividad, ya que el objetivo era reducir la gran lista de espera que acumulaba, una de las más altas de todas las especialidades. Ahora la espera media se sitúa en dos semanas, lo que supone todo un logro. 

El equipo humano también ha aumentado, al pasar de tres a ocho facultativos. 

El doctor García Palenciano explica que en la Unidad del Dolor se trabaja para tratar el dolor que otros médicos no pueden aliviar y para ello «contamos con técnicas de intervencionismo que nos permiten tratar los nervios que conducen el dolor, el impulso nervioso». En estos casos hay multitud de posibilidades, ya que se pueden quemar, usar corriente eléctrica..., siendo la más moderna el uso de neuroestimuladores. 

Este cambio en la Unidad ha permitido aumentar las consultas, pero también los procesos intervencionistas.

Otro de los ámbitos en los que se ha mejorado es en la relación con Atención Primaria, ya que ahora el médico de familia puede derivar directamente a los pacientes con dolores complejos al especialista hospitalario gracias a las interconsultas. 

Actualmente el Servicio de Anestesia y Reanimación de la Arrixaca cuenta con un total de 70 profesionales, a los que se suman otros 32 residentes que se forman también en estos nuevos procedimientos.