La alta participación en el concurso de fotografía organizado por LA OPINIÓN y Cespa-Ferrovial Servicios no es sino una muestra más de la concienciación de una gran parte de la sociedad con respecto al cuidado del medio ambiente. Esa conexión entre naturaleza y fotógrafo es, en palabras de los ganadores del concurso, el aspecto más destacable de este tipo de iniciativas. 

Pedro José Martínez Valera, cuya instantánea ha resultado ganadora a juicio del jurado experto, comenzó a aficionarse a la fotografía hace tres años. Desde entonces se centra en inmortalizar al vuelo distintas especies de aves, su especialidad, aunque curiosamente, la fotografía que le ha valido el premio muestra a un flamenco estático, en las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. 

«Poder observar más de cerca a las aves, ver su comportamiento, te ayuda a entenderlas un poco mejor y a concienciarte medioambientalmente», afirma Pedro José, quien además de compartir el premio con su mujer, que con buen ojo le echa una mano en sus sesiones fotográficas, recuerda a su padre, fallecido hace unos años. 

El otro ganador del premio del concurso (el cual consiste en una estancia de dos noches para dos personas con desayuno incluido en el Hotel Príncipe Felipe 5 estrellas de la Manga Club, una cena en el Restaurante Piano Bar y un almuerzo en el restaurante La Cala), es Pedro Ángel Serrano, quien le está muy agradecido a su mujer, Raquel, no solo por animarle a participar en el concurso, sino también por registrar la fotografía: «Ella subió la foto al concurso porque se lo pedí, aunque siempre me está animando para participar en este tipo de iniciativas», explica Pedro Ángel. 

Con 205 votos, su instantánea de una abeja en pleno proceso de recolección de néctar y polen, en uno de los márgenes del río Segura a su paso por Puente Tocinos, es la elegida por los propios usuarios como la ganadora. Tras tener éxito en el primer concurso de fotografía al que se ha presentado, lo cual le anima a seguir trabajando y mejorando, aprovecha para «reivindicar la belleza que podemos echar a perder con nuestra trashumancia por el mundo. El concurso abre esa ventana por la que observar qué es capaz de ofrecernos la naturaleza».