Tras casi un mes de información y advertencias, las distintas Policías Locales de la Región deberían poder sancionar ya el exceso de velocidad en zonas de la ciudad donde no se puede circular a más de 30 kilómetros por hora, el límite que entró en vigor en toda España el pasado 11 de mayo. Sin embargo, esto no se está haciendo, confirman fuentes policiales consultadas por este diario.

El motivo es la falta de medios técnicos. La gran mayoría de Cuerpos municipales de Policía en la comunidad murciana no cuentan con un radar para llevar a cabo esta labor sancionadora y, sin esta tecnología, resulta inviable sancionar a alguien.

Los radares son muy caros. La Dirección General de Tráfico (DGT) en ocasiones presta uno, que en verano se emplea en los municipios del litoral, que ven cómo se incrementa su población, por murcianos y foráneos que veranean.

Cuando la DGT anunció la norma que en la Región no se aplica hizo públicas también cuáles serían las multas. Circular a 50 kilómetros por hora supondría 100 euros de multa; a partir de 51 kilómetros por hora, 300 euros y 2 puntos menos en el carné y, desde 81 kilómetros por hora, 600 euros y 6 puntos.

No se ha puesto una sola sanción desde que entró en vigor la norma en localidades como Murcia, Abanilla, Cieza, Molina de Segura, Lorca, Alcantarilla, San Javier, Alhama o Beniel.

Explican policías a este periódico que, para sacar el radar y llevar a cabo la función sancionadora, hace falta bastante espacio: en el caso de Murcia, por ejemplo, es más factible ponerse en grandes avenidas, como Juan de Borbón y la zona de Ronda Sur, que en calles pequeñas del centro de la ciudad, como puede ser Santa Teresa, San Nicolás o la calle Riquelme, por ejemplo. Policías locales de Murcia confirmaron que centran su labor «en las vías donde se producen habitualmente más accidentes».

En este sentido, detallan los agentes que no se trata solo de sacar un radar a la calle: el infractor ha de recorrer algunos kilómetros para ser captado y ha de existir, de nuevo, espacio, en esta ocasión para pedir al conductor bajo sospecha que detenga el vehículo y comunicarle la sanción.

Admiten los policías de la Región de Murcia consultados que «es complicado» aplicar la norma en los cascos urbanos, aunque remarcan que sí se tiene en cuenta cuando se dan casos flagrantes de velocidad muy superior a la permitida, o cuando se produzca un siniestro vial.

Apostillan que, al haber semáforos y resaltos en las calles, los conductores tampoco alcanzan velocidades que puedan poner en riesgo la vida de otros, salvo excepciones, como personas que se encuentren bajo los efectos de sustancias estupefacientes.

Otro tema es el económico: aunque la tecnología avanza y cada vez hay radares más precisos, no son baratos y no todos los ayuntamientos pueden permitirse adquirir uno. Entre los nuevos, los hay que pueden ser instalados sobre una farola o un semáforo, por ejemplo: incluso existen algunos tan avanzados que miden el tiempo que un conductor tarda de un punto a otro. Estos radares han de estar homologados y pasar sus verificaciones periódicas, que tampoco son baratas.

Dejan claro los agentes que la norma está vigente y que la prevención ha de estar por delante cada vez que uno se pone al volante. Ponen como ejemplo el hecho de que saltarse un semáforo en rojo también es sancionable, y que los conductores no han de hacerlo, por su propia seguridad, aunque no haya un municipal vigilando en ese momento.