Un total de 30.660 personas acudieron en 2020 a Cáritas en la Región para ver si podían recibir ayuda en el marco de uno de los programas de acción social con los que cuenta la entidad. Con esta cifra, son 95.046 los vecinos beneficiarios de la organización humanitaria en total. Así se refleja en la memoria de actividades del ejercicio 2020, que Cáritas presentaba este jueves.

Detalla la entidad, que cuenta con 3.000 voluntarios en la comunidad, que «el fenómeno de la transmisión intergeneracional de la pobreza corrobora que ocho de cada diez perdonas que han vivido situaciones de pobreza en la infancia se encuentran en la misma situación en la etapa adulta».

El director de Cáritas, José Antonio Planes, manifestó que en su entidad «no ha habido confinamiento», dado que han seguido trabajando, incluso más que antes de que apareciese el coronavirus. «Nos hemos encontrado con gente bien vestida en las colas de alimentos, eso no lo habíamos visto nunca», subrayó, en referencia a que personas que jamás se habían visto obligadas a pedir ayuda a la caridad han tenido que hacerlo por esta pandemia.

«Hay un tejido social invisible, chatarreros que iban por la calle buscando chatarra para vender. Como había confinamiento, no podían salir», comentó.

Planes destacó que «como sabéis, Cáritas es la caridad de la Iglesia» e incidió en que «la esperanza no la perdemos en ningún momento». «Sabemos de personas que, en un campo de concentración, en vez de preocuparse por su problema se han dedicado a ayudar a los demás».

En 2020, los donantes de Cáritas subieron de 16.537 a 18.226, al tiempo que se duplicaron los socios: de 1.011 a 2.162. Planes habló de «explosión de solidaridad» a raíz de la pandemia, que ha dejado más de 1.600 muertos sólo en la comunidad murciana.

«Hay realidad muy dolorosas, como el barrio del Espíritu Santo en Espinardo: eso, si no lo arreglamos, un día va a estallar», remarcó el director de la entidad.