Trabajadoras sexuales se han unido para «denunciar la inminente Ley de Libertades Sexuales (o ley del ‘solo sí es sí’), que pretende poner el consentimiento de la mujer en primer plano, pero que ha incluido (en el último momento) a la prostitución en la ley, negando específicamente la validez del consentimiento de una trabajadora sexual».

Con motivo de la conmemoración cada 2 de junio delDía Internacional de las Trabajadoras Sexuales, se convocaba en Murcia una rueda de prensa en la que participarán profesionales del equipo técnico y trabajadoras sexuales socias del Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo (CATS).

«No entendemos por qué no se consulta con nosotras para elaborar el borrador de esta ley», remarcan en un manifiesto las afectadas, que consideran que «es paradójico que una Ley de Libertad Sexual se centre en el consentimiento de las mujeres como fundamental para mantener relaciones sexuales, diciendo que una relación sexual no consentida es violación, y niegue ese consentimiento a las mujeres que se ganan la vida manteniendo relaciones sexuales a cambio de dinero».

Ilda, miembro de CATS, comité que atendió en 2020, en plena pandemia por coronavirus, a entre 1.800 y 2.100 prostitutas en la Región de Murcia, insistió en que la nueva ley está «en contra» de ellas y busca «precarizarlas», al tiempo que lamentó que haya mujeres que afirmen ser feministas y, a la vez sean «abolicionista» de la prostitución.

La prostitución en España y, por ende, en la Región, se encuentra en una situación de alegalidad: no es directamente legal, pero tampoco es ilegal, y su ejercicio libre (es decir, cuando una persona decide ejercerlo y quedarse con el beneficio) no está penado.

«Cosificarnos y negarnos»

Desde el punto de vista de las prostitutas que tomaron ayer la palabra en Murcia, y volviendo a la ley del ‘solo sí es sí’, «negar el consentimiento de las trabajadoras sexuales por ley es infantilizarnos, cosificarnos y negar nuestra autonomía y nuestra capacidad de decisión. No vamos a dejar que otras mujeres generalmente privilegiadas nos digan cómo tenemos que vivir».

«Precisamente porque nuestro trabajo tiene a veces riesgos y peligros, los poderes públicos tienen que estar de nuestro lado: protegernos y no criminalizarnos», tienen claro.

Otra mujer presente en la convocatoria de prensa de ayer, de nombre Vera, indicó que la situación «se está normalizando» tras la pandemia del coronavirus, que obligó a las prostitutas de los clubes de alterne, cerrados durante el confinamiento, a alojarse en pisos, al tiempo que se reducía la demanda de servicios para todo el colectivo por las restricciones impuestas.