El sector del juego online está creciendo en los últimos años en España, tanto que las cantidades apostadas por año han aumentado de 524 millones de euros a 2.917 millones desde 2013.

Uno de los factores que han hecho que crezca la adicción al juego online ha sido la cuarentena. Al no poder salir de casa y con el incremento de las páginas y aplicaciones móviles de apuestas han surgido nuevos jugadores y jugadores más asiduos.

En concreto, en la Región de Murcia, las apuestas online suponen un veintiuno por ciento de las cantidades apostadas, según el último informe Cejuego. Además, también ha bajado la edad de los jugadores, siento el rango más frecuente entre los dieciocho y los veinticuatro años.

Aunque hay casos incluso más extremos, como cuenta Manuel Hernández, presidente de la Asociación de rehabilitación a la ludopatía Nueva Esperanza: «Hemos llegado a atender a un niño de nueve años que se gastó cerca de tres mil euros comprando extras para juegos online».

Hernández explica que se está entrando en una dinámica muy peligrosa, dado que cualquier joven tiene acceso a internet a través de móviles, tabletas u ordenadores y, a menudo, los padres no saben qué están haciendo con ellos. Ese ocultismo es lo que preocupa al presidente de la asociación: «La gente joven se encierra en la habitación a ver deportes como fútbol y, mientras, están apostando con el móvil».

En esto, hace hincapié, influyen mucho los anuncios deportivos y las bonificaciones que prometen a los jugadores. «Realmente esto es un cebo para que piquen y den el número de cuenta. Una vez que empiezan, ya no dejan de jugar», añade al respecto.

Además, resalta que la pérdida de dinero suele ser mayor en el juego online, dado que el jugador no suele ser tan consciente del dinero que dispone al no tenerlo en mano. En este punto, es cuando se suelen ver envueltos en la dinámica de los minicréditos online: «Estos negocios están compuestos por prestamistas de guante blanco que se están aprovechando de la situación para enriquecerse».

Respecto al juego físico, apostilla que es excesivo el número de locales de apuestas que hay en Murcia. En concreto, en la Región hay 366 salones y 1.376 máquinas de apuestas repartidas por toda la comunidad, según el informe Cejuego. Hernández explica que no hay control tampoco con la cercanía de estas salas y los centros educativos: «Hay un instituto en concreto que está a tan sólo 72 pasos de un local de apuestas». «Los colocan estratégicamente cerca de la gente joven y de los trabajadores. Parece que están haciendo plantilla», apunta.

Una de las aficiones más comunes entre los jóvenes de hoy en día son las apuestas deportivas, una práctica que se ha convertido en un elemento habitual de su día a día. De hecho, este sector supone la mitad de los ingresos en apuestas online.

En este sentido, Irene López, psicóloga del centro, detalla que de ochenta pacientes que tienen actualmente en terapia, la mayoría se está tratando por esa adicción. «Es gente muy joven que no llega a los treinta años», señala.

Explica que muchos de ellos empiezan apostando como una forma más de ocio: «Van con los amigos a apostar un par de euros por diversión. El problema es que eso los lleva a crear una dependencia y acaban jugando solos».

López comenta que, como cada vez hay más jóvenes jugando, al final ceden por presión social, para sentirse aceptados en el grupo. «Lo venden como una alternativa más de ocio y recreación, pero esto no es ocio porque puede arruinarte la vida», sentencia.

Ante esta problemática, el centro acoge a los pacientes y les ayuda a salir de la situación en la que se encuentran. Junto a la psicóloga, desglosan las consecuencias que tienen para ellos y para su entorno su adicción y lo ponen en un lugar visible en el que leerlo todos los días. «Lo más importante es que sean conscientes del problema al que se enfrentan», precisa.

"Crees que te vas a hacer rico, pero estás cavando tu tumba"

Pedro tenía veinticinco años cuando echó su primera moneda en la máquina de un salón de juegos. Cuatro años después reconoce que ese momento fue el inicio del declive de su vida. 

De ahí, explica, pasó a jugar solo y en casa, a través de plataformas online en las que apostaba al póker y a las tragaperras. «Nadie sabía lo que estaba pasando, me escondía para jugar», cuenta, reconociendo que se refugiaba en el coche y pasaba horas apostando con el móvil. Siguiendo con esta dinámica, empezó a perder mucho dinero en los juegos online y así se inició con otro de los lastres que lleva a cuestas: los préstamos. 

Comenzó a pedir dinero prestado a entidades bancarias y a empresas de créditos rápidos, pero cuando empezaron a llegar los intereses no pudo hacer frente a las deudas. Las llamadas y las cartas no cesaban y Pedro, desesperado, empezó a recurrir a sus amigos: «Ellos no sabían que el dinero era para jugar y, por eso, me lo dejaban de buena fe». «He perdido muchos amigos por esto, ya no confían en mí», cuenta, notablemente afectado.

Detalla que destinaba el sueldo de todo un mes en los juegos online: «Jugaba, perdía y volvía a probar para recuperar lo perdido. El problema es que vuelves a perder y cuando quieres darte cuenta no tienes dinero para pagar el alquiler o para comprar comida».

A raíz de observar movimientos extraños en su cuenta bancaria, sus padres le preguntaron qué estaba pasando y el joven no supo darles una explicación. «Gracias a ellos abrí los ojos y me di cuenta de que tenía un problema», cuenta Pedro.

En este momento, deciden ponerse en contacto con la Asociación Nueva Esperanza de Murcia, una entidad que ayuda a rehabilitar a enfermos de ludopatía en la Región. Aquí, Pedro acude a terapia individual y grupal para aprender a frenar su impulso adictivo. 

Una de las primeras medidas que se toman por cuenta del paciente es firmar un documento de autoprohibición de entrada a locales de juego. Este documento garantiza que los datos del paciente pasen a estar en una lista de admisión que los responsables de cada local han de revisar antes de la entrada de cada persona al salón. 

Sin embargo, dice Pedro que no siempre es así: «Yo dejé de ir a los salones por vergüenza a que me prohibieran la entrada, pero seguí intentándolo y llega un momento que, como te conocen, te dejan entrar y hacen caso omiso a las restricciones». «Igual que entro yo a los salones con casi treinta años teniendo la autoprohibición, puede entrar cualquier chaval menor de edad», apunta.

En este sentido, señala que el bombardeo constante de anuncios de casas de apuestas y juegos online ha agravado la situación, sobre todo durante el confinamiento. «Te venden que vas a ganar mucho dinero con esto y los jóvenes se lo creen, pero no se dan cuenta de que lo único que están haciendo es cavar su propia tumba», sentencia Pedro. El joven explica que él mismo ha estado en esa posición y que se ha visto tan encerrado que ha llegado a pensar en la muerte: «Estás metido en un agujero del que, como no tengas la suerte que he tenido yo de contar con personas que te ayuden, no sales». «Lo llaman juego, pero esto no es un juego. Juegas cuando te diviertes, pero aquí lo único que estás haciendo es cavar tu propia tumba», añade.

Entre lágrimas, explica que ya no es el mismo: «Yo era un chaval superalegre y ahora estoy apagado, llevo un lastre». Por ello, lanza un mensaje a todos los jóvenes que están empezando a apostar en cualquiera de las modalidades de juego: «Si alguien me puede escuchar le diría que se dé la vuelta, que no caiga en las redes porque esto no lleva a buen camino». En este sentido, hace hincapié en que, por lo general el juego no es sólo apostar, sino que suele ir de la mano de otras adicciones como el alcohol y las drogas.

"Llevarse las salas de juego a la periferia es un completo error"

Pedro García, presidente de la Federación Murciana del Recreativo, hace hincapié en que la crisis económica derivada de la pandemia por la covid ha hecho mella en sus ingresos.

García hace hincapié en que actualmente hay alrededor de dos mil máquinas menos que las que había en 2008. «Hay más establecimientos de juego, pero la cantidad de máquinas ha caído en un veinte por ciento», dice. «Esto es porque se ha trasladado un gran número de estas máquinas de cafeterías a salones oficiales», explica. De esta manera, afirma que «hay menos juego en la Región y además es más seguro».

Respecto a la propuesta de poner más distancia entre los salones y los centros educativos, Pedro García lo tiene claro: «Es un error». Declara que las salas de juego tienen medidas de seguridad eficaces que impiden que entren los menores a jugar o a consumir alcohol. 

Aun así, afirma que, de llevarse los salones a la periferia, no se podría tener tanto control: «Esto contribuiría a que hubiera una ausencia de tutela social». García dice que como empresarios están «totalmente a favor en que haya tolerancia cero con los menores». Sin embargo, explica: «En ningún caso estamos de acuerdo con cerrar negocios cerca de colegios» y añade que «no hay precedentes en los que se hayan tenido que cerrar actividades por actuaciones de este tipo».

En este sentido, defiende que la presencia de menores en las salas de juego es «escasa o nula» e invita a denunciar actividades ilegales que se pudieran presenciar si las hubiera. «Nosotros como sector estamos hartos de que se nos estigmatice con acusaciones realizadas de forma tendenciosa», afirma Pedro García. 

Asimismo, hace hincapié en que desde la patronal forman a los empleados e invierten en digitalización para que los controles sean eficaces: «Lógicamente cuando sabemos que hay un fallo de algún operador se corrige y se pone en manos de la Administración para que ejerza su poder sancionador». 

En referencia a posibles fallos en el acceso de enfermos con ludopatía que han cursado la autoprohibición a los centros, García opina que es «como el que tiene un problema con el dulce y va a por azúcar». «El control es totalmente eficaz, las acusaciones son puro artificio», manifiesta. Además, defiende que España es el segundo país de Europa que menor tasa de juego problemático tiene.

De igual modo, el presidente de la Federación de Recreativos sostiene que el juego online es también un sector muy seguro en el que «es imposible que se suplanten identidades y se roben datos bancarios». «Aquí nadie puede sustraer una tarjeta para ponerse a jugar», concreta García.