El cangrejo azul está ocasionando un gran impacto en la biodiversidad del Mar Menor y en la actividad pesquera de la laguna, pero esto no es nuevo. Esta especie invasora originaria del Atlántico occidental no tiene fin ni límites en una laguna cuya salud todavía está cogida con pinzas. En el horizonte está que esta especie, que experimentó un crecimiento asombroso a partir de 2018, amenaza con vivir una «explosión demográfica» este verano.

Así lo afirman pescadores de la cofradía de San Pedro del Pinatar, quienes faenan en la laguna y quienes viven en primera mano el impacto del cangrejo azul en sus capturas y en su economía. No es muy rentable, señalan, ya que se paga a 5 o 6 euros el kilo en la lonja, y sin embargo las capturas se han multiplicado en los últimos años hasta llegar a 16.300 kilos, que son los que se subastaron el pasado año en San Pedro.

A las previsiones se suman los investigadores del departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Murcia, quienes por encargo de la dirección general del Mar Menor llevan a cabo muestreos en zonas someras de la laguna para comprobar el estado ecológico y la densidad de las poblaciones de distintas especies residentes de la laguna. Mar Torralva, una de las directoras del grupo de investigación, señala que para el verano «se espera tener una densidad mucho mayor» del cangrejo azul, ya que durante los muestreos de otoño e invierno se realizaron capturas de esta especie que ya avanzaban lo que puede pasar dentro de pocos meses.

José Blaya, patrón mayor de los pescadores de San Pedro, remarca que la población «crece día a día» en un ecosistema donde tiene mucho alimento «como ejemplares jóvenes de dorada o lubina, así como langostinos».

Los investigadores de la UMU remarcan en su último informe presentado que «los datos recopilados de pesquerías en el Mar Menor muestran una tendencia exponencial de la especie en los últimos años, hecho que resulta especialmente preocupante teniendo en cuenta la actual vulnerabilidad de este ecosistema como resultado de las diversas presiones a las que se encuentra sometido» y alertan de que la especie «alcance máximos cuando aumenten las temperaturas en el área somera, con el consecuente impacto sobre el ecosistema».

Blaya pone el acento en los destrozos que causa el animar en las redes de pesca y cómo copa las capturas de los pescadores. «Estamos estudiado cómo mejorar las técnicas de captura del cangrejo porque esto es insostenible», remarca.

A la población de peces aguja le cuesta recuperarse

Los investigadores de la UMU remarcan que tras la crisis demográfica que causó el episodio de anoxia de 2019, las poblaciones de especies residentes en la laguna han comenzado a recuperarse, aunque algunas mejor que otras. Los gobios muestran una recuperación poblacional importante mientras que los peces aguja no terminan de aumentar su densidad poblacional. Pese a que la mayor presencia de especies autóctonas y de aguas someras es un punto positivo para los científicos, subrayan antes de todo que estas poblaciones siguen sin estar en los niveles previos a la DANA de hace tres años, ya que el impacto demográfico llevó a muchas especies al borde de la extinción.