La vida de José Luis Marco ha estado dedicada a pelear por lo que merece Murcia como municipio y como Región. Al frente de la Federación de Asociaciones de Vecinos desde hace quince años, su último gran reto es defender los derechos, visibilizar las propuestas y necesidades, y aprovechar el enorme potencial que tienen nuestros mayores a través de la Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en la Región.

¿Cuál es el origen de la plataforma?

El origen está en la Federación de Asociaciones de Vecinos pero nació como tal en unas jornadas que se hicieron en el Centro Social de Mayores de San Antón en febrero de 2020, pero claro, llegó la pandemia y el confinamiento lo paralizó todo. Poco a poco hemos ido recuperando la actividad. Es curioso que todos estos impulsos que se han hecho en España para proteger la dignidad de los mayores vienen siempre del movimiento vecinal, quizá por ser un movimiento social heterogéneo que capta rápidamente la problemática del tejido social.

La pandemia ha afectado especialmente a los mayores

Sí, el virus ha sacado a luz muchas deficiencias asistenciales y sociales. No digo esto con ánimo de crítica ni estoy diciendo que la asistencia sanitaria haya sido deficitaria sino que se desbordó.

¿Cuáles serán los primeros pasos tras la puesta de largo?

Vamos a organizar un debate digital sobre la vejez a todos los niveles. Queremos implicar a las instituciones municipales, regionales, nacionales e incluso a la propia Unión Europea. Ya lo tenemos diseñado. Además, vamos a crear un club de lectura virtual donde queremos incluir a autores, lectores, libreros y editores. También haremos encuentros intergeneracionales.

¿Es importante implicar a los más jóvenes en este proyecto?

Claro, de hecho la Junta Directiva fundacional la formamos 12 personas en su momento, en ella hay socios de 22 años, que se están implicando incluso más que los mayores. El que hoy es joven quiere, con los años, aspirar a envejecer con dignidad.

En otras comunidades se han establecido redes de detección de la soledad no deseada.

Nosotros no hemos querido hacer eso de manera unilateral, por las desconfianzas lógicas que sienten esas personas y su entorno, pero ya está en marcha un proyecto impulsado por La Caixa junto con la Cruz Roja, ‘Siempre acompañados’, para crear nodos sociales, vecinales y familiares. El Ayuntamiento también está involucrado y hay una prueba piloto para algunos barrios de Murcia: San Juan, Santa Eulalia, San Lorenzo, Catedral y San Bartolomé, precisamente una de las zonas en donde mayor concentración de mayores en soledad se detecta.

¿Murcia es una ciudad adaptada a las necesidades de los mayores?

Queda mucho trabajo por hacer pero al menos se ha dado un paso importante. El Ayuntamiento de Murcia presentó su adhesión a la Red de Ciudades Amigables con las Personas Mayores en 2017 y ahí se quedó, poco se hizo, pero Paqui Pérez, la concejal de Mayores, desempolvó la iniciativa y ha creado una mesa de trabajo en la que estamos y donde se va a trabajar en un programa transversal, vinculado al urbanismo, al medio ambiente... Esperamos que de las conclusiones que saquemos en esta mesa se conviertan en realidades a partir de 2022.

¿Siguen pesando los estereotipos y prejuicios hacia los mayores?

Está cambiando la percepción pero existen; es muy difícil cambiar la mentalidad de una sociedad. Hay muchos prejuicios, pero ojo, de los jóvenes hacia los mayores y de los mayores hacia los jóvenes.

El calendario de reuniones será intenso.

Ya le hemos pedido una reunión a la consejera de Política Social, Isabel Franco, para pedir la creación de un consejo sectorial sobre mayores, que no existe en la Región. Se ha generado un movimiento en torno a este tema muy importante; incluso asociaciones que estaba medio muertas se están despertando, y tenemos que aprovecharlo.

Ha reivindicado el valor de los mayores en la sociedad.

Claro, hay un sector vulnerable que hay que cuidar y proteger, pero hay otro lado en esta moneda que es el sector que están contribuyendo mucho al desarrollo social de su entorno. Están aportando lo que no te puedes imaginar, hasta sus pensiones, ¿Cuántos nietos estudian y comen de las pensiones de sus abuelos? Y también aportan valores valiosos que se están perdiendo. La sociedad no se puede permitir el lujo de desaprovechar ese tesoro.