La Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena (CRCC) denuncia se opone al cambio de régimen de explotación de las aguas del trasvase Tajo-Segura y dicen que repercute negativamente en el cambio climático, ya que el agua desalada genera un mayor consumo energético, con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero que ello supone. «No entendemos cómo un ministerio que se supone que lucha contra el cambio climático, plantea sustituir el agua del trasvase por el agua desalada, que consume 4 veces más energía», critica Manuel Martínez, presidente de la CRCC.

Según la Comunidad de Regantes, para traer el agua del trasvase se necesita un 1 kWh por metro cúbico mientras que el agua desalada consume 4 kWh por metro cúbico. «No compredemos ese afán del gobierno por sustituir agua del trasvase por agua desalada que supone una mayor emisión de CO2 a la atmosfera», denuncia el presidente de la CRCC.

«Para luchar contra el cambio climático se debe fomentar una reducción del consumo de energía, para de este modo disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero el gobierno en el caso del trasvase quiere hacer todo lo contario», explica Martínez. A ese respecto, los cultivos regados por el trasvase Tajo-Segura absorben cada año 1,2 millones de toneladas de CO2 según un reciente estudio científico de la Universidad Politécnica de Cartagena, «pero esta investigación concluye que la sustitución de agua del Trasvase Tajo-Segura por agua desalada reduciría en un 30% la capacidad de ser sumidero de CO2 de estos regadíos», detalla.

En ese sentido, Martínez recuerda que el agua desalada es complementaria al agua del trasvase, pero nunca puede ser su sustituto.

A su vez, la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena recuerda que «todo el regadío del levante español que se beneficia del trasvase está obligado a pagar 12,8 millones de euros como mínimo», asegura.

La Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena indica que antes se pagaba en función de los metros cúbicos que se le suministraban, pero a partir de 2017 se cambió el régimen. «Es un coste fijo que hay que pagar, aunque no venga ni una sola gota de agua, un tasazo al que nos opusimos en su momento y seguimos oponiéndonos», resalta Martínez.

Así pues, el presidente alerta de que «nuestra agricultura será menos competitiva y muchas explotaciones tendrán que cerrar si finalmente se reducen las aguas a trasvasar».