Los problemas gastro-intestinales están presentes entre los niños que padecen trastorno del espectro autista (TEA), y el nivel de ciertas bacterias presentes en la flora o microbiota intestinal pueden determinar el desarrollo neuronal del bebé. Hasta ahora la comunidad científica había determinado que las alteraciones en la densidad o abundancia de ciertas bacterias en el intestino (fenómeno conocido como disbiosis) guardan relación con los niños que sufren un trastorno del neurodesarrollo.

La relación que guardaba entre diferentes grupos de bacterias y sus niveles en menores con autismo no estaba corroborada del todo, hasta ahora. Un equipo de investigadores murcianos de las universidades de Alicante y Murcia ha determinado que un género de bacterias, en concreto la ‘Bifidobacterium’ se presenta en niveles o concentraciones bajas en el sistema intestinal de los niños con autismo frente a una mayor proporción en menores sanos.

Esta conclusión abre las puertas, señalan los expertos, a que la industria farmacéutica desarrolle suplementos probióticos, microorganismos vivos que se introducen a través de cápsulas en el organismo, que potencien la presencia en el intestino de este grupo concreto de bacterias y no de otras como los lactobacilos. Y es que las bifidobacterias están asociadas a la disminución de los niveles de ansiedad, siendo una de las primeras bacterias en colonizar el intestino de los recién nacidos.

«La industria de los compuestos probióticos incluye ciertas bacterias como los lactobacilus y en menor medida bifidobacterias, pero ninguno utiliza solo esta última bacteria. Es cuestión que a partir de este estudio, las industrias desarrollen probióticos que tengan en cuenta estos microorganismos más que lo que tenía antes», señala el doctor murciano Agustín Ernesto Martínez-González, profesor de Psicología Didáctica en la Universidad de Alicante y director del Grupo de Investigación Integral en el Neurodesarrollo Típico y Atípico (GINTA).

El Trastorno del Espectro Autista o TEA es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por dos síntomas principales: las deficiencias en la interacción social y los patrones repetitivos de comportamiento. «La sospecha de que existen alteraciones en la composición microbiana o disbiosis de la microbiota intestinal en el autismo es cada día más fundada. De hecho, algunos estudios sugieren que dicha alteración podría ser un factor que contribuya a la aparición de síntomas del TEA».

Beneficios futuros

Martínez-González considera que el desarrollo de nuevos compuestos que contengan bifidobacterias puede beneficiar al desarrollo cognitivo de los menores con TEA y se puede estudiar las diferencias entre emplear esta bacteria o no.

Para el estudio, en el que también han trabajado Pedro Andreo y Julio Sánchez de la Universidad de Murcia y María Rubio y Alejandro Veas de la Universidad de Alicante, se han analizado un gran número de datos referentes a investigaciones sobre cada una de las bacterias que están presentes en la flora intestinal y sus repercusiones sobre el organismo.