Si en marzo Cs no se hubiera aliado con el PSOE en la Región para presentar una moción de censura a Fernando López Miras, Isabel Díaz Ayuso no tendría hoy 65 diputados en Madrid, Pablo Iglesias no hubiera abandonado sus cargos en Podemos y los naranjas no hubieran desaparecido de la Asamblea madrileña. Desde el 4M, todos los ojos, especialmente los de los expulsados murcianos de Cs, se dirigen a la que hizo posible el viraje murciano: Ana Martínez Vidal.
Para la vicepresidenta del Gobierno regional, Isabel Franco, el 4M la ciudadanía «condenó» el «despropósito de la moción de censura». Además, duda de que la formación naranja tenga futuro si sigue tomando las mismas decisiones. Para ella, es necesario que los «tránsfugas ideológicos» asuman responsabilidades por lo ocurrido en Murcia y en el resto de España, apuntando así directamente a Martínez Vidal y a todo su equipo, pero también a Inés Arrimadas.
El diputado Francisco Álvarez, está «convencido» de que si en la Región hubiera unas elecciones, los resultados «castigarían al PSOE y Cs». En la misma línea, Valle Miguélez, defiende que los resultados representan la «victoria» de quienes antepusieron los intereses de los ciudadanos a «esas operaciones en plena pandemia», en referencia a las mociones de censura.
Por alusiones, Vidal no hace la autocrítica que esperan sus excompañeros. «La moción de censura no ha influido en los resultados, ya que los madrileños han votado en clave autonómica», asegura. Incluso, la coordinadora autonómica culpa a la «política de socio preferente con el Partido Popular» de Albert Rivera de lo sucedido: «El electorado no ha diferenciado quién ha hecho cada cosa, el partido grande se come al pequeño y rentabiliza todos los éxitos de ese pacto».
El senador Miguel Sánchez, por su parte, lamenta que «hace dos meses Cs estaba en dos gobiernos y ahora en ninguno», aunque también critica que «gente que vive muy bien gracias a Cs ahora jaleen los resultados del PP».