CSO de Singular Solving y de Singular Targeting. Javier J. Recuenco ha sido el ponente principal del evento ‘i-Talks Industria 4.0’, organizado por el diario LA OPINIÓN, patrocinado por el INFO y cofinanciado por FEDER, en el que habló sobre ‘¿Cómo puedo ser más competitivo? Resolución de problemas complejos’.
Javier J. Recuenco es un experto en transformación digital y en concreto en la resolución de problemas complejos de las empresas para lograr ser más competitivas.
¿Por qué es tan importante la transición digital en las empresas?
Por pura supervivencia. En realidad es transición de propuesta de valor, lo que yo llamo en mis clases ‘El salto de la teta’, la transición entre lo que ha generado valor e ingresos históricamente y lo que debería generar ingresos en un futuro. Los vendedores de tecnología han logrado vender mucho capitalizando este hecho creando el término ‘transformación digital’ y reduciendo todo el proceso de transición a una mera actualización tecnológica. Los bancos han gastado miles de millones de euros en ello y no han movido la aguja un milímetro. No hay propuesta de valor, por más exitosa que haya sido, que sobreviva eternamente a los cambios sociales y generacionales, como Kodak o Nokia aprendieron por las malas. Si eres funcionario o notario, puedes pensar que eres inmune, pero puede ser que lleguen escenarios como California, donde se han despedido funcionarios, o Estonia, donde se han eliminado los notarios.
¿Qué entendemos por problemas complejos en ecosistemas empresariales?
Un problema complejo es aquel que no tiene ningún tipo de precedente de resolución exitosa. La resolución de problemas complejos es lo que haces cuando no sabes que hacer. La resolución de problemas complejos es una ciencia relativamente reciente, aunque hunde sus raíces en disciplinas con más de sesenta años, como la ciencia de la complejidad, o de cientos de años, como la psicología, la antropología, la estrategia… Los problemas complejos en ecosistemas empresariales son los que enfrentan ahora mismo negocios como los bancos, que llevan quinientos años funcionando como tiros, o los que enfrentó la industria discográfica, que prácticamente desapareció en tres años después de más de medio siglo de funcionamiento a todo trapo.
En su ponencia planteaba si es posible crear una empresa de mil millones de euros en una pequeña pedanía de Murcia. ¿Se puede hacer? ¿Cómo?
Encontrando un problema universal y escalable no resuelto, plantear una solución y encontrar una o varias personas que sea capaz de articularla desde un aspecto empresarial y financiero en cada uno de los pasos necesarios desde el startup hasta el unicornio. Como hablé en su momento en una conferencia que di sobre cómo activar la España vaciada, la infraestructura de comunicación está ahí, la información y la educación también, nuestra situación geoestratégica es privilegiada… lo que hace falta es talento y voluntad empresarial. En España chorreamos lo primero y tenemos un déficit crónico de la segunda.
¿Cuáles son las principales claves para que una empresa sea competitiva?
Fundamentalmente que su propuesta de valor esté actualizada con los tiempos y que se pueda prestar al mundo, bien a un precio competitivo, bien conectando con motivaciones fuertes. Las compañías que sufren son las que prestan servicios que no conectan de manera diferencial con nadie y que pueden ser prestadas por otras compañías a precios mucho más bajos.
Uno de los problemas que tienen las empresas es la incertidumbre ante el futuro. ¿Cómo pueden abordar este asunto?
Asumiendo que es un factor que no va a desaparecer. El cerebro detesta la incertidumbre, y por eso siempre se ha constituido un pingüe negocio alrededor de los pronosticadores del futuro. Lo que unía a Hitler y a Atila era que vivían rodeados de astrólogos y videntes. La resolución de problemas complejos tiene una serie de herramientas para lidiar con la incertidumbre del futuro: diseño de futuros, sensemaking… pero sobre todo ayuda a lidiar con el hecho de que el factor incertidumbre sólo va a crecer, y hay que saber cómo vivir con ello.
¿Qué es más importante para que una empresa funcione bien, el factor tecnológico o el factor humano?
Esa es una pregunta del tipo ‘¿A quien quieres más, a papá o a mamá?’. Para que una empresa funcione bien es necesario que ambos aspectos estén orquestados armónicamente. Siendo la tecnología importante (yo soy un ‘nerd’, he sido CTO mucho tiempo), se han cargado mucho las tintas sobre ella, y ella sola no puede sacar el coche del barro.
¿Qué es el futurismo de frontera?
Es un concepto que se puede resumir en ‘algo loco pero que afronta el problema, y que se puede implementar mañana si hay valor’. Un futurista de frontera no hace planificaciones a más de seis meses vista, y no traza macrotendencias a más de dieciocho. Hay demasiada incertidumbre más allá de eso. Así que no miramos al pasado como la consultoría, ni al futuro lejano, como mis amigos futuristas.