Los océanos y los mares cubren las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra, contienen el 97% del agua del planeta y representan, en volumen, el 99% de la superficie habitable del planeta, haciendo que la tierra sea un lugar habitable para las diferentes especies, incluida la humana. Como consecuencia de la contaminación marina, la gestión de los ecosistemas marinos y costeros, la acidificación de los océanos y la explotación pesquera, la vida submarina está en peligro, así como todos los recursos que ésta nos proporciona. Ante esta situación, en el marco del proyecto ODSesiones de la Universidad de Murcia, cinco profesores de la Facultad de Biología debaten sobre los ecosistemas marinos y costeros y su situación actual.

Antonio Sánchez Amat, catedrático de Microbiología: "El mar es una ‘farmacia’ de la que solo se conoce una parte"

Antonio Sánchez Amat L. O.

En la vida submarina que no vemos, un detalle que ha entrado en debate dentro del ciclo de ODSesiones de este mes, el catedrático pone énfasis en que la mayor parte de la biodiversidad en los ambientes marinos corresponde a los seres microscópicos, incluyendo algas, bacterias y virus. Por su tamaño, destaca, no pueden ser observados a simple vista y se requieren técnicas de microscopia para ello, pero «se encuentran en altísima concentración». Los virus, pone de ejemplo, se encuentran en concentraciones de millones por mililitros. «Estos virus marinos son inofensivos para el hombre, pero hay virus capaces de infectar a cualquier forma de vida marina condicionando su supervivencia y evolución».

Los microorganismos «juegan un papel esencial en los ciclos de los nutrientes en los ambientes marinos y, por lo tanto, están en la base del funcionamiento de estos ecosistemas». Por otro lado, Sánchez Amat señala que la biodiversidad marina también tiene una gran importancia desde el punto de vista biofarmacéutico. «Se considera que el mar constituye una enorme ‘farmacia’ de la que solo se conoce una pequeña parte. La enorme diversidad de ambientes marinos hace que la mayoría de ellos permanezcan en gran medida desconocidos. En los que se han empezado a explorar, se han aislado compuestos de gran interés a partir de organismos marinos, como esponjas o tunicados».

Mar Torralva Forero, catedrática de Universidad de Zoología: "Necesitamos medidas para evitar la introducción de nuevos organismos"

Mar Torralva Forero L. O.

La introducción de especies exóticas que llegan a alcanzar la categoría de invasoras es una de las principales causas de extinción de diversas especies animales y vegetales, y son responsables de provocar grandes daños que se traducen en elevados costes económicos e incluso pueden llegar a ser vectores de enfermedades que afectan tanto a otras especies autóctonas como al ser humano». Este apunte de la catedrática de Zoología ha centrado parte del debate este mes sobre la importancia del cuidado de los ecosistemas marinos y de mantener su biodiversidad. Una de las fórmulas para evitar la expansión de las especies exóticas pasa por trabajar «centrándonos en la prevención y en las medidas de alerta temprana para evitar la introducción de nuevos organismos, así como la dispersión o expansión de las ya presentes». Para cumplir este objetivo, «es necesario realizar actuaciones de sensibilización y concienciación de los diferentes usuarios de los recursos naturales, como pueden ser las actividades asociadas al transporte de mercancías en grandes barcos, acuicultura, importaciones para comercio, actividades de ocio...». Torralva ve necesario disponer de una infraestructura organizada para la comunicación de la presencia de las especies que potencialmente pueden aparecer en un ecosistema a las autoridades competentes.

José Antonio García Chartón, profesor titular de Ecología: "La acidificación tiene efectos graves para la supervivencia de los ecosistemas"

José Antonio García Chartón L. O.

En el ciclo de este mes la acidificación tiene un papel destacado. García Chartón explica por qué es importante conocer este proceso: «La acidificación de los océanos es el proceso por el cual se incrementa la acidez del agua de mar (es decir, baja su pH) como consecuencia de la disolución de elevadas cantidades de CO2 atmosférico (incrementado por la emisión de gases provenientes de la quema de combustibles fósiles combinada con la deforestación), el cual se añade a las fuentes naturales de dióxido de carbono en el mar». La acidificación del océano tiene ·consecuencias gravísimas para la supervivencia de los ecosistemas marinos costeros». Para conocer su efecto, el experto en Ecología pone encima de la mesa el ejemplo de los corales: «Un 30% de los arrecifes en el planeta han resultado dañados o se han perdido, y se estima que podría llegar a desaparecer un 60% en 2030. Además, el incremento de la presión parcial de CO2 en agua de mar disminuye la capacidad del océano para absorber CO2 atmosférico, exacerbándose de este modo el calentamiento global».

Miguel Ángel Esteve Selma, catedrático de Ecología de la UMU: "Una de las zonas más vulnerables al cambio climático es La Manga"

Miguel Ángel Esteve Selma L. O.

Si hablamos del estado de los océanos, hay que hablar del cambio climático. El catedrático Miguel Ángel Esteve alerta de que ya el mar está subiendo a un ritmo cada vez más intenso, «de medio metro a un metro para finales de este siglo». Esto significa, subraya, «en costas bajas sedimentarias de un 1-2% de pendiente, un avance medio de 25 a 100 metros hacia tierra». Las causas de esta subida están en la pérdida acelerada de los glaciares y de otras acumulaciones de hielo situadas sobre el zócalo continental pero también en la expansión térmica del mar por el aumento de su temperatura media. «El impacto en la costa va a ser demoledor. Una de las zonas del mediterráneo más vulnerables es precisamente la costa del Mar Menor, tanto La Manga como su ribera interna».

El catedrático nombra el último estudio sobre los efectos del cambio climático del Ministerio para la Transición Ecológica, donde se incide en las previsiones para el conjunto de la costa española. «Esta subida del mar se notará de forma crónica en una mayor extensión de la cuña salina, afectando al funcionamiento de los acuíferos costeros, a todas las infraestructuras de saneamiento de las poblaciones ribereñas (colectores, alcantarillado) y a otros equipamientos subterráneos (aparcamientos, etc.)».

Los efectos directos se harán mucho más evidentes en los grandes temporales que serán, justamente por el cambio climático, más intensos y frecuentes, «con erosión súbita de las playas, pérdida de funcionalidad de los diques portuarios, desmantelamiento de la fachada costera urbana (paseos marítimos), etcétera», explica Esteve.

En ocasiones los temporales marinos se combinarán «con episodios de inundaciones continentales por DANAS haciendo más graves, si cabe, sus efectos en la interfaz costera. La revisión urgente de la planificación urbana y sus infraestructuras en los núcleos costeros, la protección eficiente de todas las áreas naturales ribereñas (humedales, arenales) y la restauración ecológica de los espacios litorales degradados, serán medidas de adaptación imprescindibles para mitigar parte de estos efectos».

Mª Ángeles Esteban Abad, catedrática de Biología Celular: "Ciertos peces están predispuestos a confundir el plástico con el alimento"

Mª Ángeles Esteban Abad L. O.

Todos los plásticos que no se reciclan convenientemente llegan al mar, «donde sufren grandes variaciones espacio-temporales según mareas, densidad, temperatura…». La catedrática Esteban Abad explica una realidad: «Los plásticos ya proporcionan un nuevo hábitat en el medio marino que se ha denominado plastiesfera. Es urgente implementar las estrategias de las 3R (reduce, reutiliza, recicla) para disminuir la entrada de plásticos en el mar, pero con todos los que ya usamos y hemos producido se sabe que los microplásticos seguirán aumentando en nuestras costas».

Un problema añadido, alerta, es que «pueden absorber contaminantes ambientales orgánicos» sirviendo así como vectores de concentración y dispersión. «Además, contienen muchos aditivos que son tóxicos». El plástico «parece engañar a los animales» que lo encuentran en el mar y se ha comprobado que «ciertos peces están predispuestos a confundir el plástico con el alimento por desprender un olor parecido». Cuando los organismos ingieren plásticos, «éstos ocupan espacio en su sistema digestivo, lo que lleva a reducciones en las señales de alimentación dando sensación de saciedad».

Los nanoplásticos, que aborda la experta en Biología Celular, pueden ser captados por todo tipo de células «y todavía se desconoce si se biomagnifican, aunque se ha comprobado que su eliminación por los organismos es más lenta que los plásticos de mayor tamaño. Se necesitan nuevos métodos de estudio que permitan evaluar su localización, distribución y sus cantidades reales, así como su potencial toxicidad».

Alfonsa García Ayala, decana de la Facultad de Biología: "Los océanos amortiguan los impactos del calentamiento global"

Alfonsa García Ayala L. O.

La vida submarina nos proporciona recursos naturales fundamentales como alimentos, medicinas, biocombustibles, entre otros muchos productos. «La biodiversidad marina es asombrosa y su exploración puede permitirnos conocer mejor el funcionamiento interno de los océanos y los mares y desarrollar nuevos productos farmacéuticos o enzimas industriales», destaca la decana de la Facultad de Biología. En este sentido, en los últimos años se ha desarrollado una nueva línea biotecnológica, la Biotecnología Azul o Biotecnología Marina, «que se ocupa de la exploración y explotación de los organismos marinos con objeto de crear nuevos productos, con los consiguientes beneficios sociales desde el punto de vista sanitario o nutricional, entre otros». Otros dos valores muy importantes de la vida submarina son: la generación de numerosos empleos que suponen el medio de vida de más de 3.000 millones de personas en el mundo y la participación de los océanos y los mares en amortiguar los impactos del calentamiento global, señala García Ayala.

Dada la importancia de la vida submarina, el ODS14 del mes de abril ha pretendido generar un marco de actuación para ordenar y proteger de manera sostenible los ecosistemas marinos, haciendo, una vez más, un llamamiento a gobiernos, organizaciones no gubernamentales, al ámbito científico y a la sociedad en general. «Yo estaré satisfecha y sentiré que hemos alcanzado nuestro propósito si somos capaces de difundir el mensaje sobre la importancia de la vida submarina y de por qué debemos conservarla especialmente entre nuestros estudiantes, ya que estos son el motor y el futuro de la sociedad, por su conocimiento y por su juventud».