Las exigencias que ha impuesto Reino Unido a los transportistas desde el 6 de abril obligan a los camioneros a presentar una PCR negativa para entrar al país y a permanecer aislados en la cabina de su vehículo limitando al máximo sus movimientos mientras sigan en territorio británico. El conductor de Calasparra Emilio Aparisi asegura que estas imposiciones llevan a los conductores a sentirse «como si tuviéramos la peste», por lo que defiende la necesidad de vacunar a los profesionales del transporte internacional. Según sus cálculos, en la Región hay unos 15.000, a los que se suman otros 15.000 chóferes dedicados al transporte nacional.

El Gobierno británico ha endurecido los requisitos que deben cumplir los transportistas y también les exige otra PCR a los conductores que permanezcan en el país más de 48 horas. En ese caso, deberán realizarse una prueba adicional cada tres días, aunque según apuntó Aparisi, el Ejecutivo ha establecido puntos de control en los que realiza las pruebas de forma gratuita.

El Gobierno de Boris Johnson también ha limitado los movimientos de los camioneros, a los que obliga a permanecer en la cabina de su vehículo y a reducir sus desplazamientos a las gestiones imprescindibles. Emilio Aparisi explicó que «las normas son muy estrictas. Ya no entramos a las oficinas y el contacto con las empresas es prácticamente nulo. Apenas nos podemos mover, salvo para ir a comprar algo o para andar 20 minutos sin alejarte del camión».

Ante tantas limitaciones, asegura que los conductores se sienten tratados «como si tuviéramos la peste».

Según informó la Froet, las multas por incumplir las exigencias legales para entrar a Reino Unido pueden llegar hasta las 1.000 libras esterlinas, que equivalen a unos 1.500 euros.

En estas condiciones, Aparisi se lamenta de que a pesar de las restricciones a las que deben hacer frente los transportistas españoles, no se les dé prioridad en las vacunaciones, incluyéndolos entre los colectivos considerados más expuestos. «No se entiende que teniendo que cruzar tantas fronteras, no tengamos esa vacuna. Tampoco se entiende que no estemos vacunados con la movilidad que tenemos por toda Europa», señala.

En su opinión, la vacuna evitaría que los conductores se contagiaran e impediría también que, a su vuelta, ellos pudieran propagar la enfermedad. Añade que entre sus compañeros existe el temor a que el resto de países también empiecen a exigir pruebas como las que aplica Reino Unido y tengan que someterse a más controles sanitarios.