Para lograr territorios más resistentes al cambio climático, es importante un cambio en el uso de los recursos hídricos. El papel de la desalación y la depuración de aguas residuales debe comenzar a adoptar un protagonismo importante en la cuenca del Segura frente a la «dependencia exclusiva» de los trasvases de la cabecera del río Tajo. Una investigación que estudia los cambios necesarios que deben acometer la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana para afrontar largos periodos de sequías ha sido premiada por la prestigiosa revista Water por su planteamiento en el uso de recursos hídricos no convencionales.

Los investigadores de la Universidad de Valencia y la Universidad de Alicante, Álvaro Francisco Morote, Jorge Olcina y María Hernández, galardonados con el segundo premio en los ‘Water 2021 Best Papers Awards’, remarcan que la cuenca del Segura ha logrado ser una zona menos vulnerable a los fenómenos de sequías por el aprovechamiento de los recursos hídricos procedentes de las desaladoras y de las depuradoras. «A pesar de ser la región más árida de España y con una escasez natural de agua, los esfuerzos realizados en este territorio lo convierten en uno de los mejores adaptados a la escasez de agua».

Con respecto al Trasvase, los investigadores piden «ser críticos y cambiar la percepción de la dependencia exclusiva de las transferencias» del Tajo. Todos los recursos hídricos disponibles, reflejan, deben estar concentrados en un nuevo modelo que combata la escasez: El agua del Tajo será «un recurso no disponible coincidiendo con años de sequía en las cabeceras del Tajo». Por lo tanto, buscan una integración entre los recursos propios, los superficiales, los subterráneos, el agua del Trasvase «cuando sea posible» y el agua desalada para llevar a cabo un nuevo planteamiento que haga a la cuenca del Segura más resiliente. «Los aportes de la citada transferencia se irán reduciendo por episodios de sequía y las nuevas reglas conservadoras de explotación de la cuenca cedente».

Los investigadores ponen encima de la mesa que si la Región de Murcia es un ejemplo en el tratamiento y reutilización de agua, debe reducir su dependencia de los hectómetros procedentes del acueducto. Respecto a la desalación, apuntan que es «un recurso que no depende de las condiciones climáticas ni de las variaciones en la disponibilidad que ofrecen los recursos hídricos superficiales». Las plantas de tratamiento de aguas residuales deben «mejorar» hasta que alcancen un «nivel óptimo» de depuración para uso agrícola.

Para reducir el precio del agua desalada, apuestan por una mayor eficiencia energética en las plantas de tratamiento que permita reducir los costes de produccción, un trabajo que ya está desarrollando, por ejemplo, la Mancomunidad de Canales del Taibilla: «Otra opción es la integración de las plantas desaladoras en un sistema global de gestión del agua». De esta forma, «la desalación formaría parte de un ‘mix de agua’, que incluye recursos hídricos superficiales, subterráneos y aguas residuales regeneradas, las cuales serían consumidas y asignadas a los diferentes usos» como el urbano o el agrícola.

Hasta un 15% menos de agua en la cuenca del Segura en 2040

Los estudios sobre los efectos del cambio climático dejan a la cuenca del Segura en una situación comprometida. En España, las previsiones marcan una disminución en los recursos hídricos entre el −7% y el −14% para el horizonte 2070-2100. Sin embargo, en las cuencas mediterráneas la reducción de recursos estimada se sitúa entre el 11% y el 15% para 2040. El aumento de temperatura de 1,5 grados se espera para 2060.