Los escolares con dislexia y déficit de atención no tendrán opción a obtener una beca para el próximo curso ofrecida por el Ministerio de Educación si este departamento del Gobierno central no les incluye finalmente en el real decreto de becas para el curso 2021-2022 junto con otros estudiantes con necesidades específicas de apoyo educativo. En el borrador de dicho decreto solo están reflejados aquellos menores que padecen trastorno grave de conducta o de comunicación y del lenguaje, trastorno del espectro autista y aquellos que padecen con alta capacidad intelectual. Fuera se quedan aquellos que padecen dislexia o trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

El Ministerio incluye para el próximo curso la posibilidad de acceder a una ayuda estatal si la persona tiene reconocida un 33% de discapacidad, pero la dislexia o el TDAH es muy difícil que sean reconocidas como una discapacidad y para acreditar un tanto por ciento sería necesario que el alumno padeciera morbilidades asociadas. En la Región, la Asociación de Dislexia de Murcia (Adixmur) calcula que hay entre 7.500 y 8.000 escolares con esta dificultad de aprendizaje y en lista de espera para ser diagnosticados hay unos 3.000 niños. La falta de orientadores en los centros escolares hace imposible que se aceleren estos diagnósticos, al igual que el déficit en personal de atención psicopedagógico, «que priorizan durante las jornadas lectivas a menores con necesidades educativas más acuciantes antes que a quienes sufren dislexia», señala Silvia López, vicepresidenta de Adixmur.

Los trastornos del aprendizaje como la dislexia, discalculia y disortografía deben ser diagnosticados una vez el menor supere dos cursos de fase curricular (a partir de tercero de Primaria), para ver así ha habido una disfunción, por ejemplo, en el proceso de lectoescritura, aquel por el cual los más pequeños comienzan a comprender un texto y emplean un alfabeto. La asociación calcula que de 25 alumnos en un aula, dos o tres padecen este problema en el aprendizaje y llevan reclamando por ello desde hace años potenciar la Atención Temprana, la formación de los docentes para que sepan tratar a pequeños con estos problemas o abrir un acceso a las ayudas estatales.

«Muchas familias, al ver que no reciben sus hijos en clase la atención que necesitan, recurren a psicopedagogos u orientadores externos al colegio, por lo que el gasto lo cubren de su bolsillo», explica López, que añade que si no tienen acceso a estos recursos, «los menores acaban por sentirse incomprendidos, tontos, impotentes a la hora de aprender conceptos, por lo que deriva todo en un aumento del fracaso escolar en estos colectivos».

«Necesitan un guía»

«Son chavales que pueden tener una inteligencia y habilidades increíbles, pero no caminan solos, necesitan un guía en su formación», explica Josefa López, presidenta de la Asociación de Ayuda al Déficit de Atención (ADAHI). En la Región, un 5% de los escolares tiene hiperactividad, y al igual que la dislexia, hay lista de espera en los diagnósticos y faltan equipos de atención para que intervengan en su aprendizaje. «Ellos no tienen discapacidad.