En verano de 2018, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, anunciaba la puesta en marcha de un plan para acabar con la impunidad con la que se movían los narcotraficantes por el Campo de Gibraltar. Era una época caracterizada por la constante llegada de lanchas rápidas llenas de fardos de hachís a las playas andaluzas, a plena luz del día y hasta delante de bañistas que, perplejos, veían a los narcos moverse a placer. Tres años después, el incremento de la presión policial que puso en marcha el Ministerio no ha logrado acabar con el tráfico de drogas, pero sí ha obligado a los ‘malos’ a idear nuevas rutas por las cuales traer a la Península su mercancía de una forma más segura. Una de esas rutas pasa por la Región de Murcia.

Un arma y munición; en la siguiente foto, una lancha es echada al mar.

Miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad consultados por este diario apuntaron que el comportamiento de estos delincuentes es lógico si se trata de salvar su negocio ilícito: cuando la presión está sobre una zona determinada, como es el caso de Algeciras, se buscan otras opciones. De ahí que organizaciones especializadas de la Costa del Sol en el transporte o en dar logística a los criminales se estén mudando. El modus operandi: cargan en la costa marroquí y alijan en cualquier puerto de España. En los últimos tiempos, indican las citadas fuentes, se ha incrementado la entrada por mar de estupefacientes en la Región de Murcia.

Botadura fallida en Portugal: la cabeza tractora y el semirremolque acabaron en el océano

El Instituto Armado anunciaba esta semana la resolución de la denominada operación ‘Desvanes-Dunas 20’, que permitió desarticular «una importante organización delictiva dedicada a introducir hachís en España procedentes de Marruecos», explicaba el Cuerpo en un comunicado de prensa. «De igual manera ofrecía sus servicios a otras bandas para introducir droga por medio de embarcaciones», añadía.

Los narcos se trasladan a la Región ante la presión policial en el Estrecho de Gibraltar

En la operación, con ramificaciones en la Región (donde se llevaron a cabo tres de los 38 registros efectuados) se capturó a un total de 64 personas y se investigó a una decena más. La lista de delitos que se investigan: organización criminal, tráfico de drogas, falsedad documental, usurpación de estado civil, contrabando y tenencia ilícita de armas.

En los registros, la Benemérita encontró nada menos que 2.313 kilos de hachís, 118.000 euros en metálico (presuntamente, dinero del narcotráfico) y 22 embarcaciones de alta velocidad valoradas en 6.000.000 euros.

«Además, se localizó un molde para la fabricación de este tipo de embarcaciones, una pistola con silenciador, una escopeta, 19 vehículos (pesados y ligeros), más de 37.000 litros de gasolina para el repostaje de las embarcaciones en alta mar, inhibidores de frecuencia y equipos de comunicación, entre otros efectos», enumera el Cuerpo en su nota.

Los investigadores han descubierto que este grupo construía sus propias narcolanchas: las fabricaba en naves industriales ubicadas en las localidades malagueñas de Monda, Coín y Antequera así como en la vecina provincia de Albacete, donde encontraron un molde para su fabricación.

Posteriormente las almacenaban en naves ubicadas en las localidades de Crevillente (Alicante) y Antas (Almería) para transportarlas y botarlas al mar. Generalmente lo hacían fuera de las provincias andaluzas debido a la citada presión policial ejercida en la zona en los últimos años.

Una la intentaron botar en el litoral murciano, en concreto en La Azohía. En octubre intentaron otra en Setúbal (Portugal), «pero uvieron un percance durante la misma, lo que provocó que la cabeza tractora del camión de gran tonelaje y el semirremolque que transportaba la embarcación acabasen sumergidos en el Atlántico, dejándolos abandonados en el lugar», apunta la Benemérita.

Grandes garajes, a ser posible en zona discreta

Que los narcotraficantes prefieran aguas de la Región para botar sus narcolanchas implica que necesitan de una infraestructura para tener a buen recaudo estas embarcaciones. 

En febrero de este año, la Policía llevaba a cabo una operación, que se saldó con un vecino de Algezares detenido y en la cual se descubrió una lancha en un garaje de esta población murciana. La embarcación, que fue decomisada, ‘pegaba’ poco en medio del monte, aunque los investigadores ya sospechaban que se le estaba dando otro uso más allá que el de recreo: presuntamente, se usaba para mover por mar cantidades ingentes de estupefacientes.

Fuentes conocedoras del asunto explican que los narcos prefieren grandes garajes, ubicados en zonas discretas, lejos de los núcleos de población, para tener más seguras y lejos de ojos curiosos estas barcas.

Que los traficantes se han acomodado en la zona no es algo nuevo: se les sigue la pista tiempo. En julio de 2020, otro operativo, en el que participó la Guardia Civil, Policía Nacional y Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, desarticulaba una organización delictiva, con ramificaciones en Murcia y Alicante, especializada en la fabricación de embarcaciones de alta velocidad, utilizadas para introducir hachís a gran escala en las costas españolas. Aquella operación se saldó con 15 personas detenidas.