El coronavirus ha impedido que, ya durante dos años, no haya habido procesiones ni Caballos del Vino ni Entierro de la Sardina. No obstante, las entidades festeras de la Región de Murcia mantienen, en términos generales, el número de socios al reducir o directamente cancelar las cuotas. Lo cual no quiere decir que los responsables de estas organizaciones no teman que se produzcan bajas cuando se puedan reanudar los actos y se restablezcan los pagos, dada la complicada situación económica.

Dragón de Conte, aguardando en una nave de Sangonera a que en 2022 sí haya Entierro. Juan Carlos Caval

Desde la Federación de Peñas Huertanas, su presidente, Juan Pablo Hernández, explica que cada una de las peñas ha ido reduciendo sus cuotas o directamente no las ha cobrado «con el fin de que el socio no se vaya, para que aguante».

Son 77 las peñas y hay entre 100 y 200 familias en cada una de ellas. «Cada peña tiene su cuota, puede estar rondando los 40 euros anuales, algunas los 60 euros... es una cuota simbólica», detalla Hernández, al tiempo que destaca que los huertanos también recaudan «dinero para poder hacer semanas culturales, a donde lo mejor se monta algún ventorillo, o para la Lotería de Navidad».

Ahora, el objetivo es mantener a los asociados para, de cara a 2022, «trabajar en un plan tranquilamente» en el que por fin montar las barracas «con todas las medidas de seguridad», ya que un año más sin Bando «es inviable».

La suspensión de actos por segundo año consecutivo ha dado lugar a «mucho dinero perdido», admite Hernández, que calcula que «estamos hablando de unos 40.000 euros por peña un año; si son dos, 80.000», sin contar con «toda la economía estructural que eso genera», ya que «los que suministran a las barracas» tampoco han podido trabajar.

El presidente de las Peñas, no obstante, cree que con lo poco que se ha podido hacer este año, como la Misa Huertana y la ofrenda floral a la Virgen de la Fuensanta, «hemos mantenido esa llama viva, hemos vuelto a ilusionar a la gente». «Ya las peñas están empezando los ensayos con las medidas de seguridad, tenían un poco de miedo. A ver si montan algún festival, tomando todas las medidas pertinentes», comenta.

Mujeres que bordan los mantos de los Caballos del Vino. Enrique Soler

Por su parte, el presidente de la Agrupación Sardinera, José Antonio Sánchez, indica que, en su caso, se mantienen las cuotas (cada sardinero abona 10 euros al mes) y no ha habido éxodo alguno. Sánchez recuerda que el Entierro tiene un impacto económico de más de cincuenta millones en el municipio de Murcia, y que «muchos comercios facturan el 40% y hasta el 50% de todo el año en esa semana». Mientras, el mítico Dragón de Conte cría polvo en un almacén de Sangonera. «Yo era muy optimista y pensaba que iba a salir en septiembre», comenta, sobre la fiesta grande de Murcia Mª Dolores Muñoz, que custodia en las naves de su empresa, en la citada pedanía, carrozas y dioses de cartón piedra del Entierro. La sociedad ahora mismo está cerrada, con los trabajadores en ERTE, aunque «tengo que pagar seguridad social, gastos de asesoría, agua, un montón de sellos de los coches, de los remolques… y, ayudas, cero. La del ERTE, que no es poco», relata.

Almacén donde se guardan las cosas de la fiesta grande de Cartagena. Iván Urquízar

Por otro lado, la asociación de Tamboristas de Mula ha mantenido el mismo número de socios a pesar de las dificultades del pasado año. Según resalta el presidente de la asociación, Pedro Manuel Ruiz, el socio tamborista no pierde su número, se mantiene como socio. «No hay una fecha determinada para el pago de la cuota de socio, incluso hay tamboristas que abonan dos o tres anualidades juntas, pero durante los últimos meses no ha habido ningún socio que haya pedido dejar de serlo». Destaca que los meses de la Escuela del Tambor, «que este año no hemos tenido debido a la pandemia», suelen ser donde más nuevos socios se generan. «Todos los años hay niños nuevos que inician su contacto con el tambor en nuestra escuela y la gran mayoría acaban asociándose. Este año debido a la falta de esta actividad y que la tamborada ha sido desde los balcones, no hemos tenido nuevos ingresos».

En Caravaca de la Cruz, por otra parte, no habrá fiestas en mayo. Los mantos que tenían que haberse lucido en la mañana del 2 de mayo de 2020, que se quedaron casi concluidos, siguen aguardando ver la luz, y se espera que sea para 2022.

En el caso de las peñas caballistas, la gran mayoría han tomado la decisión de no cobrar cuotas este último año. Actualmente dependiendo de la peña y el número de componentes las cuotas anuales oscilan entre los 200 y los 900 euros. Lo mismo ha sucedido con los grupos, excepto aquellos que tienen local propio y que han decidido reducir la cuota al mínimo para poder hacer frente a los gastos de alquiler, luz y agua. La cuota anual para salir en un grupo festero oscila entre los 250 euros y los mil euros al año.

Aunque este año no habrá fiestas como tal, la Cofradía ha realizado un programa de actos litúrgicos para cumplir con los diferentes ritos que realiza la Vera Cruz durante su estancia en el casco urbano.

En el caso del municipio de Cartagena, las fiestas de Carthagineses y Romanos también han perdido adeptos por el camino durante este año de pandemia. A pesar de que la Federación de Tropas y Legiones organizó una versión online de la semana grande de Cartagena para mantener el espíritu bajo el eslogan de El año de la tregua, su presidente, José Antonio Meca, afirma que «hemos notado un descenso de socios desde hace año y medio hasta ahora».

Almacén de motivos abandonados, aguardando que acabe la covid. Iván Urquízar

Con la intención de evitar un éxodo de las 50 tropas y legiones que componen el campamento, Meca confirma que «casi todas han optado por reducir las cuotas o anularlas directamente». Gran parte de las tropas y legiones han reducido de cuatro a dos el número de cuotas anuales manteniendo el importe por pago, mientras que otras han optado por anularlos hasta que se reanude la celebración de las fiestas, presumiblemente, este año.

Meca considera que «la estabilidad financiera de las tropas y legiones no corre peligro», ya que aquellas que no podían anular los pagos de socios, han reducido al 50% las cuotas para mantenerse. Aún así, asegura que en el momento en el que se reanuden las fiestas volverán los socios puesto que, «si se han marchado no ha sido por falta de interés, sino por falta de actividad», insiste.

Aun así, con la intención de «tender la mano» a aquellos festeros que se han visto afectados por la crisis y que no pueden asumir el pago de las cuotas pero desean permanecer en sus grupos, las tropas y legiones están estudiando cada caso de manera pormenorizada y eximiendo del cobro de las cuotas a estos socios «hasta que mejore su situación económica como acto de solidaridad», indica el vicepresidente de Recursos y Gestión Interna de la Federación, Manuel Villar.

Donde sí se está notando la crisis es en las cofradías. “La gente no sale en la procesión y deja de pagar”, lamentan nazarenos murcianos consultados por esta redacción. En el caso de Los Coloraos de Murcia, por ejemplo, que la cuota asciende a 36 euros al año, “muchísima gente ha dejado de pagar”.


“La gente con esto de la pandemia no puede pagar: seguro que querrían, pero hay otras cosas principales en la vida”, considera el presidente del Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías de Murcia, José Ignacio Sánchez Ballesta. Aunque no manejan cifras de cuántos nazarenos no están abonando la cuota (“los ejercicios económicos muchas cofradías los cierran el 31 de diciembre”, detalla Sánchez Ballesta) son bastantes personas.


“Una de las obligaciones que tiene el cofrade es pagar antes de que salga la procesión”, detalla el presidente del Cabildo. Al no haber habido desfiles este año, aún pueden abonarla antes de que concluya 2021.


Admite Sánchez Ballesta que la pandemia ha hecho “bastante daño” a las cuentas del Cabildo, dado que “ya son dos años que no se han podido sacar las procesiones a la calle”. Los nazarenos han perdido su empleo o se ven en un ERTE “no pueden pagar las cuotas”.



Cuando se normalice todo, “cada cofradía hará un estudio y se darán facilidades para que la gente se ponga al día” y pueda abonar las cuotas pendientes. “Nosotros ante todo lo que queremos es que sigan participando en la Semana Santa”, sentencia Sánchez Ballesta.