La Región tiene casi un millar de empresas consideradas ‘zombis’ y cerca de 30.000 sociedades inactivas, en su mayoría pertenecientes al sector inmobiliario, según el Estudio Las empresas zombis en España realizado por Informa D&B, filial de la compañía estatal CESCE. La construcción y los servicios de informática y comunicaciones concentran también la mayor proporción de empresas asfixiadas. Murcia se sitúa entre las comunidades autónomas en las que tienen una presencia más escasa.

La definición de empresa ‘zombi’ o vulnerable, como también se le llama, puede variar según la visión de las instituciones que están realizando su seguimiento en el Registro Mercantil, pero se resume en que son compañías cuyos beneficios no son capaces de cubrir los costes financieros que soportan al menos durante dos ejercicios. Esto significa que lo que ganan no les da ni para cubrir los intereses de sus deudas, por lo que dependen en gran medida de las posibilidades de refinanciación que encuentran.

En el informe se señala que las compañías en esta situación de insolvencia venían siendo estudiadas con interés desde hace años, aunque «la crisis provocada por la pandemia de coronavirus ha despertado un mayor interés de la Administración por detectarlas para evitar que reciban ayudas aquellas compañías que no son viables».

La Administración se plantea establecer un régimen sancionador para las sociedades que no publican sus cuentas

Se trata en la mayoría de los casos de empresas pertenecientes al sector de la construcción y a actividades inmobiliarias, que representan el 18,93% del sector en España, y de la comunicación (18,05). Estas últimas se concentran sobre todo en las actividades relacionadas con la informática.

En los puestos de cabeza también se sitúa el comercio (17,42%) y los servicios empresariales (13,37%).

En esta clasificación no se incluyen las empresas que pertenecen al sector financiero ni las que tienen menos de diez años de antigüedad con el fin de dejar fuera a las compañías que no pueden ser consideradas todavía suficientemente maduras.

En el 90% de los casos se trata de microempresas, mientras que las grandes apenas suponen el 1,7% del total.

El estudio ha detectado la existencia de 982 empresas ‘zombis’ en la Región, mientras que en toda España se alcanzan las 39.560.

Madrid ocupa el primer puestos, con 7.194 compañías ‘zombis’, seguida de Cataluña (6.565), Andalucía (4.441) y la Comunidad Valenciana (4.196).

Con apenas el 2,07% del total nacional, Murcia se sitúa entre las comunidades con menor proporción de empresas ‘zombis’, por debajo de regiones con una población muy inferior, como Navarra, que alcanza el 2,34%, o Baleares, que concentra el 3,04%.

Más de la mitad de las firmas que no registran sus movimientos llevan más de 25 años dormidas

Por otra parte, en la Región hay también 29.745 empresas sin actividad, que suponen el 2,07% de todas las existentes en España.

Se trata de casi un millón y medio de sociedades que aparecen inscritas en el Registro Mercantil, pero no realizan movimientos empresariales.

En el estudio se destaca que la falta de actividad está llevando a la Administración a plantearse la elaboración de un régimen sancionador para las sociedades que no publican sus cuentas.

Su situación induce a pensar que puedan ser utilizadas para «facilitar actividades fraudulentas o para el blanqueo de dinero».

De hecho, más de la mitad de las sociedades inscritas en el Registro Mercantil que están inactivas (58,23%) no han registrado ningún movimiento comercial desde 1995, lo que supone que llevan 26 años dormidas.

Más del 9% se constituyó entre 2000 y 2004 y un 8,32% entre 2005 y 2009. Por tanto, tres de cada cuatro son anteriores a 2010.

La mayor parte de las sociedades inactivas también se sitúa en Madrid, que concentra el 24,66% del total). Cataluña alcanza el 20,05, mientras que Andalucía acapara el 10,14% y la Comunidad Valenciana, el 9,29%.

Los bajos intereses evitan que se dispare la insolvencia

Los bajos intereses del mercado financiero están evitando que se dispare la insolvencia de las empresas con mayores dificultades, que no se habían encontrado en ninguna otra crisis con un dinero prestado tan baratos. Sin embargo, los créditos concedidos para ayudar a los sectores más castigados a sobrevivir a la crisis pueden convertirse en un arma de doble filo, si la recuperación se retrasa mucho y las compañías beneficiarias siguen acumulando pérdidas sin aumentar su facturación.