A base de preguntas, José Luis Hervás resuelve las dudas que la población tiene sobre el agua alejado de las posiciones firmes de agentes sociales y económicos que pueden «contaminar» la opinión pública. Hasta ahora, señala, no existía ningún ensayo que tratase «una visión del agua» que fuera global y didáctica, «que todos la pudieran comprender».

Inundaciones, agua desalada, el Mar Menor, el Trasvase, el consumo en los hogares... Hervás reclama a la sociedad que sea exigente con los organismos y empresas públicas que gestionen este recurso en su comunidad de vecinos, en su ciudad o en todo el territorio autonómico.

«A lo largo de cualquier camino por el que pueda discurrir el agua los peligros están al acecho, tanto por causas naturales como por la acción del hombre sobre la tierra, que pueden modificar la calidad del agua de una manera muy importante», señala en su libro, «por eso, las autoridades y los responsables de la gestión deben de elegir aquellos puntos de la mejor calidad y en mejores condiciones para captar el agua y conducirla a través de infraestructuras cerradas hasta las ciudades tratando de que no exista o de que disminuya la más mínima vulnerabilidad».

Hervás recuerda que la única forma de consumir determinados elementos químicos necesarios, «si no lo hacemos a través de los alimentos sólidos», deberá ser por el agua. Por tanto, añade, es importante tomar agua con ciertas cantidades de sales. El experto es crítico con la falta de información que ofrecen algunos organismos o empresas sobre la composición de este recurso y trata de calmar, en muchos puntos del libro, a la población: «Las empresas que embotellan el agua deben pasar controles exhaustivos, por lo que la calidad química, física y bacteriológica del agua es segura si bebemos de una botella».