El abuso de las pantallas en los bebés que han nacido en este tiempo de pandemia podría limitar sus procesos de relación y comunicación con sus cuidadores, según ha explicado a Europa Press Julio Pérez-López, catedrático de Universidad especializado en Atención Temprana, que subraya que con la exposición a las pantallas se ve limitado su desarrollo.

Precisamente, advierte que lo más importante en el primer año de vida, salvo que haya algún problema en el desarrollo del niño, es "la interacción que mantiene con su círculo más cercano, fundamentalmente su padre y su madre".

Aunque encontrar efectos de la pandemia en estos momentos es "complicado", reconoce este experto, apunta que el hecho de que "el niño esté encerrado en casa con ese círculo limitado de cuidadores, en algunos casos en más de los debidos, los padres han recurrido al apoyo de las pantallas, ya sean móviles, tablets, ordenador o televisión".

El hecho de tener a un niño, en este caso bebé de hasta 1 año, mucho tiempo delante de una pantalla "se desarrollará su capacidad perceptiva, pero lo que necesita en ese primer año de vida no es sólo ese tipo de desarrollo, sino también el de la capacidad motora y cognitiva".

Capacidades éstas que se fomentan, según Julio Pérez-López, "manipulando objetos". Y es que, explica, "no solo tiene que recibir información por sus sentidos visuales y auditivos, sino que necesitan explorar, porque estamos en la fase sensorial y motora del niño".

También destaca que en ese momento, la interacción con otros niños "les interesa poco", a diferencia de lo que ocurre a partir del primer año de vida.

Otra consecuencia que nos puede dejar la pandemia en los bebés es que a nivel de relación e interacción con otras personas, el bebé puede mostrar "un cierto retraimiento, inseguridad, lo que se puede llamar como miedo a los extraños", ya que no están acostumbrados a interactuar con otras personas que no sea su círculo más cercano.

"Se han visto limitadas las relaciones que esos padres, junto con el niño, tenían con la familia más amplia, como abuelos, tíos o el grupo de amigos", ha subrayado este experto.

De alguna manera, dice, "ahí es donde el niño comenzaba a conocer a otras personas distintas a las que son o forman parte de su círculo más próximo, lo que le llevaba a tener unas mejores relaciones sociales, pero ahora se está viendo limitada en la mayoría de los niños nacidos en tiempos de pandemia".

Sin embargo, insiste en que en el primer año de vida las interacciones más importantes son con los cuidadores, principalmente los progenitores, y esto el niño "lo está manteniendo".

A modo de ejemplo, expone, cuando vas a un parque se observa que los niños de esa edad "no interactúan con otros niños, no tiene la capacidad para ello, que se desarrolla a partir del año o del año y medio".

ABUSO DE LAS PANTALLAS EN MENORES DE UN AÑO

Respecto al uso de las pantallas en estos niños, este experto llama la atención en el hecho de que la capacidad perceptiva del niño no es controlada por él mismo, sino que está controlada "por los estímulos que vienen de fuera".

"Los psicólogos sabemos que los niños, en el momento del nacimiento, tienen unas preferencias perceptivas por los objetos que tienen movimiento, sonido, zonas de alto contraste y eso lo ven en una pantalla; de hecho hay muchos programas infantiles que juegan con esto para captar la atención de los niños", ha destacado.

Para los padres, asegura, "es cómodo tener al niño entretenido, pero a su desarrollo le podemos estar produciendo un problema, aún no sabemos con exactitud cuál, pero si tienes a un bebé enganchado a una pantalla, el problema se produce en que el niño buscará menos a las personas para interactuar y podríamos estar fomentando problemas de relación e interacción y, a la postre, problemas de comunicación".

"Nos podría llevar a que el niño manifestara conductas que podrían ser identificadas erróneamente como conductas compatibles con Trastorno del Espectro Autista (TEA), ya que si el niño está acostumbrado a una pantalla donde se le hace todo, de modo que cuando interactúa con una persona no tiene establecido un sistema de comunicación, no sabe relacionarse", ha subrayado.

Hay que tener en cuenta, apunta, que en estos momentos se están estableciendo las bases para que aparezca el lenguaje "y se podría observar un cierto desfase en la comunicación ; lo que podríamos confundir con que ese niño está manifestando alguna conducta que podría ser compatible con TEA".

Pero puntualiza, en este sentido, que ello no significa que se esté fomentando el TEA, sino que "hay una serie de conductas que podrían hacernos pensar en eso".

En niños cuyos padres han abusado mucho de la pantalla y no han dedicado tiempo a jugar con ellos "aparecen ese tipo de conductas, pero cuando los padres modifican su conducta y vuelven a pasar ratos con ellos jugando e interactuado adecuadamente se restablece todo", defiende este experto.

A esto se une el hecho de que los progenitores "han tenido miedo de llevar a sus hijos a escuelas infantiles, por lo que el ámbito de las relaciones sociales del niño se ha visto muy limitado y al limitarse tanto, como los padres teletrabajan o algunos salen, el que se queda con los niños tiene que hacer más cosas y de ahí los riesgos de recurrir a las pantallas".

Sin embargo, apunta este experto a efectos positivos. Y es que, el hecho de que el niño se haya tenido que quedar en casa hace que los padres "compartan más horas con él y en muchas ocasiones les ha llevado a descubrir cosas de sus hijos que, de otra forma, no habrían descubierto".

Es más, si esos padres "han tenido algún tipo de apoyo a través de lecturas, expertos que hayan consultado, eso les ha llevado a formar vínculos con el niño más fuertes de los que habrían establecido en otro tipo de situación".

MAYOR RETRAIMIENTO EN NIÑOS DE ESCUELAS INFANTILES

En cuanto a los niños de 1-3 años, que es el periodo de la escuela infantil, "se ha observado, en un primer momento, que cuando llegan tienen un mayor retraimiento, mayor dificultad para interactuar con otros niños , ya que no dispone de estrategias para establecer situaciones de juego con otros niños, salvo casos en los que haya hermanos en casa, que sí están acostumbrados".

En los niños que no tienen hermanos "se observa que tienen desarrolladas algunas estrategias de relación y petición con los adultos, pero carecen de estrategias para la relación con otros niños".

Conforme pasa el tiempo, dice, "el niño reconduce todo eso y aprende rápidamente a relacionarse con los demás, pero en un primer momento se observa ese miedo de acercamiento que tienen por desconocimiento de lo que son los otros niños, como consecuencia de haber estado confinado en casa durante mucho tiempo".