El uso correcto y el cumplimiento de las medidas anticovid vuelve a ser el centro del debate. Si hace pocos días este periódico informaba sobre las dudas surgidas por las desinfecciones llevadas a cabo en calles, edificios o cualquier espacio público, ya que se cuestionaba su eficacia por la falta de datos fiables en las pruebas del contagio de coronavirus por superficies o que genera una falsa sensación de seguridad la fumigación de estos lugares, toca ahora ver si se cumplen debidamente las medidas más básicas que previenen contagios.

Un centenar de sanitarios y científicos de toda España, entre los que se encuentra la catedrática de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Cartagena, Stella Moreno Grau (también presidenta de la Asociación Española de Aerobiología), han dirigido una carta al presidente del Gobierno central y a las comunidades autónomas incidiendo en el mal o incorrecto uso que hacemos los ciudadanos de las herramientas empleadas para frenar la propagación de la covid o la falta de información veraz que circula sobre este asunto.

Preocupa, y lo recalca Moreno, el uso de las tecnologías de limpieza de aire en ambientes interiores, donde existe confusión en muchas ocasiones, «incluso para expertos y profesionales», destaca la carta, sobre su eficacia, recomendaciones de uso y posibles riesgos. «Por ignorancia o desconocimiento hay empresas, por ejemplo, que no saben cómo mejorar la ventilación de un local».

Frente a esto está el uso de aparatos de dudosa eficacia. El uso de tecnologías como las de radiación ultravioleta, fotocatálisis, ionización u ozono, entre otras, puede conllevar un riesgo asociado, y es la generación de sustancias tóxicas que se incorporan al ambiente cerrado de un espacio que se pretende desinfectar. Durante los primeros meses de la pandemia, muchas empresas empleaban estas herramientas para limpiar posibles restos del virus en grandes espacios cerrados: «El ozono, por destacar uno, es un agente oxidante muy dañino para el ser humano. Un agente peligroso que afecta a la mucosa, irritándola».

La carta menciona el peligro que conlleva emplear estas tecnologías en espacios como centros educativos donde la presencia de alumnos durante horas puede suponer un problema de salud para ellos. En estos mismos espacios es donde también se ha potenciado mucho el empleo de purificadores de aire con filtros HEPA, un filtrado de alta eficiencia que supone «una solución contrastada para la eliminación de aerosoles respiratorios», pero la catedrática de la UPCT remarca que hay que «tener muy claro las recomendaciones de uso de estas máquinas» y por ello se pide a los gobernantes que aclaren, por ejemplo, los criterios de uso.

Los sanitarios y científicos señalan que pese a las conclusiones científicas que se van conociendo acerca del virus y qué nos puede ayudar a prevenir un contagio, «la implantación de estas medidas está siendo extraordinariamente lenta, y muchas veces se realiza de forma parcial o incorrecta». Por ello, reclaman una «actuación coordinada y urgente» para abordar de forma prioritaria «la transmisión de SARS-CoV-2 por inhalación de aerosoles, dado su papel central en el contagio en interiores».

Moreno explica que todo pasa por una mayor concienciación a la ciudadanía, con reglas claras sobre cómo llevar a cabo cualquier medida que sea buena para prevenir el coronavirus. La cuarta ola de la pandemia está asomando ya conforme sube la incidencia de casos en España y ante esto, por reflejar un problema, la catedrática señala el riesgo en las reuniones en locales de restauración, donde no se emplea el uso de la mascarilla de forma correcta y donde en muchos espacios interiores falla la ventilación del aire.

En la carta los firmantes hablan incluso de la escasa justificación técnica que tiene la medida de limitar aforos en estos espacios interiores: «Deberían sustituirse por criterios de salubridad efectiva del ambiente interior (controlar los niveles de CO2, además de otras medidas imprescindibles como el uso de mascarillas). Esto debe venir acompañado del desarrollo de procedimientos de verificación y normativas (o, simplemente, adopción explícita y adaptación de algunas ya existentes), como forma de garantizar un bajo riesgo de contagio y también de proporcionar a empresas y autónomos el marco de referencia concreto y estable que necesitan y vienen reclamando».

Control de los aerosoles en espacios abiertos

Muestras de aerosol para detectar el virus. Ahora mismo la vigilancia biológica del virus está centrando el trabajo de la catedrática de la UPCT Stella Moreno, quien junto a su equipo está recogiendo muestras biológicas de los hospitales de Murcia, Cartagena y Lorca. Con captadores instalados en las azoteas de centros como el Rafael Méndez o el Morales Meseguer, la UPCT intenta comprobar la posibilidad de transmisión del virus por aerosoles en espacios abiertos. Los servicios de Inmunología y Alergia de los hospitales recogen las muestras para el equipo de la UPCT con la colaboración del Colegio de Farmacéuticos. En el estudio también está participando un centro hospitalario de Toledo. Buscarán la emisión de partículas en el medio ambiente.