Los médicos temen que la llegada de la primavera confunda los síntomas propios de la alergia con los del coronavirus. Con la aparición de las gramíneas -que florecen a partir de este mes de marzo y son uno de los pólenes más frecuentes- junto al del ciprés o de plantas como la arizónica -que suele llegar en enero y febrero y es el que supone la principal causa de las alergias-, son muchos los posibles pacientes que pueden llamar a su médico de cabecera con dudas ante la aparición de síntomas que son comunes tanto en covid como en alergias.

Y es que estos últimos son parecidos a los que producen los catarros o resfriados comunes: «El paciente alérgico suele tener más picor y más estornudos en salvas (varios en un periodo de tiempo corto). No se suele acompañar de fiebre ni del malestar general intenso que producen los virus. Muchas veces, los síntomas se desencadenan en una circunstancia conocida por el paciente, como pasar por un lugar determinado, limpiar la casa, tocar un gato... pero si hablamos de tos y dificultad respiratoria, en el alérgico no suele ser tan mantenida como en las infecciones virales, ni aparecen las manifestaciones generales», reconoce Inmaculada Sánchez-Guerrero, médico especialista de Alergología en la Arrixaca y presidenta de la Sociedad Murciana de Alergología e Inmunología Clínica (Alergomurcia).

Los síntomas más frecuentes de la alergia al polen son los de rinoconjuntivitis: picor de nariz, ojos, oídos y garganta, muchos estornudos seguidos, moco líquido, taponamiento nasal, lagrimeo o enrojecimiento de los ojos. Algo menos frecuente es la aparición de asma, con tos seca sobre todo por la noche y al despertarse por la mañana, pitidos en el pecho, sensación de falta de aire y, en ocasiones, opresión en el pecho, según la alergóloga de la Arrixaca.

«Lo que tiene que quedar claro es que si hay síntomas como fiebre con escalofríos, dolor de cuerpo, malestar general, cefaleas, problemas gastrointestinales o necesidad de postración, no es alergia, puede ser covid», alerta José Gómez, médico de cabecera y presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en Murcia. También la especialista asegura que la pérdida de un poco de olfato y mucosidad nasal, «sin otros síntomas acompañantes, en principio no es una indicación de hacer la PCR si no hay otros datos de sospecha».

En cualquier caso, si hay la más mínima duda de poder haber contraído la covid, el paciente debe consultar «con rapidez» con su médico de Atención Primaria, que será quien decida si es necesaria la realización de la PCR porque el diagnóstico precoz es «clave», añade Gómez.

‘Tormenta perfecta’ para alergias

«Las borrascas de las últimas semanas, con el consiguiente aumento del agua, han hecho que los campos estén más verdes, incluso en zonas áridas como Murcia. La mayoría de estas hierbas pertenecen al grupo de las gramíneas, que están comenzando a florecer. Esto puede ser un presagio de ‘mala primavera’ para los alérgicos a pólenes», según Sánchez-Guerrero.

Tanto la alergóloga como el presidente murciano de SEMG apuntan que, gracias al uso de la mascarilla, los alérgicos han tenido muchos menos síntomas desde la pasada primavera. Gómez sostiene que, en el caso de la capital, el alto nivel de polución también propicia más problemas para los alérgicos: «En la Región la atmósfera se renueva muy poco y, además, el polvo sahariano que entra tampoco ayuda en este sentido».

Por otra parte, Sánchez-Guerrero lamenta que el hecho de haber suspendido muchas consultas presenciales por la covid ha conducido a que algunos pacientes «abandonen» o disminuyan «la cumplimentación de sus tratamientos, especialmente las vacunas pinchadas», pero, dice, «esto no ha afectado a tantos pacientes», puesto que un porcentaje muy elevado de estas visitas se han hecho por vía telefónica: «Se ha podido hablar con el paciente, ajustar el tratamiento, enviarle un informe con las recomendaciones y hacer las prescripciones por medio de la receta electrónica».

Las altas concentraciones de polen influyen en el número de infecciones

Un estudio internacional apunta que las altas concentraciones de polen influyen en el aumento de las infecciones por coronavirus, ya que la exposición al polen en el aire aumenta la susceptibilidad a las infecciones virales respiratorias. Independientemente de si la persona es alérgica o no, las altas concentraciones de polen provocan una menor respuesta inmunitaria debido a una reducción de las proteínas antivirales (conocidas como interferones antivirales) que hacen frente a los virus. Teniendo en cuenta esto, un grupo de 154 investigadores se preguntó cómo afectarían las concentraciones de polen a la infección provocada por el coronavirus. La declaración de la pandemia por covid-19 coincidió con una ola de calor en el hemisferio norte que inició el primer gran pico estacional en las emisiones de polen de los árboles. Para conocer el papel de estas concentraciones altas de polen en la incidencia de covid-19, el equipo cruzó los datos de polen de esta época concreta, junto con la humedad, la temperatura, la densidad de población y los efectos del confinamiento. Tras el análisis descubrieron una mayor cantidad de polen en el aire estaría relacionada con los aumentos en las tasas de infección y que dicha tasa dependería en un 44 por ciento del polen cuando éste se presenta en concentraciones elevadas. El polen debilita la respuesta de esas proteínas de defensa contra el virus y genera más contagios. Según los datos, las tasas de infección aumentaron después de una exposición a concentraciones más altas de polen durante los cuatro días anteriores. Sin confinamiento, un aumento de la concentración de polen en 100 granos de polen/metro cúbico pareció implicar con un aumento medio del cuatro por ciento de las tasas de infección.