La gran sobrecarga y tensión laboral sufrida por los enfermeros durante la pandemia ha supuesto un notable empeoramiento de su salud a nivel físico y psicológico. Siete de cada diez sufren el síndrome del profesional «quemado» y casi nueve de cada diez se sienten estresados, mientras que la ansiedad, el temor o la angustia afecta a la práctica totalidad de estos profesionales.

Estos son los primeros resultados de la macroencuesta realizada por el Sindicato de Enfermería, SATSE, a un total de 11.645 enfermeras y enfermeros de todas las autonomías durante el pasado mes de febrero y que evidencia de forma rotunda que la falta de protección, medios y profesionales ha perjudicado al conjunto de estos profesionales que se han dedicado desde el inicio de la pandemia a cuidar y atender a millones de personas poniendo en todo momento en claro riesgo su salud y seguridad, así como la de sus personas más cercanas.

Según el estudio, en los últimos meses ha crecido en 13 puntos la sensación de estar quemado con el trabajo, pasando de un 56 por ciento a un 69 por ciento de los profesionales encuestados, mientras que el estrés ha aumentado de un 78 por ciento a más de un 88 por ciento, diez puntos más. 

De igual manera, el sentimiento de agotamiento emocional también se dispara pasando de un 75 a más de un 88 por ciento de los enfermeros consultados, mientras que baja en casi 10 puntos el sentimiento de realización con el trabajo que se desempeña en su correspondiente unidad, servicio o centro sanitario, situándose éste en apenas un 40 por ciento.

SATSE viene realizando desde 2012 estudios de manera periódica para analizar las consecuencias a nivel psicológico y físico que tiene en los profesionales de la enfermería su labor asistencial y de cuidados y, lejos de mejorar, sigue constatándose un empeoramiento generalizado que a consecuencia de lo sufrido durante los meses de crisis sanitaria, es más grave y preocupante.

La encuesta también se interesa por los principales síntomas que los enfermeros aseguran padecer a consecuencia de su trabajo, tanto a nivel físico, como a nivel psicológico. En concreto, un 96 por ciento de las enfermeras y enfermeros manifiesta haber sufrido inquietud, nerviosismo, ansiedad, temor o angustia, de los que cerca de un 60 por ciento reconoce padecerlo de manera frecuente o muy frecuente, mientras que nueve de cada diez han sentido que la situación vivida les supera. Por otro lado, el 92% de los profesionales que han realizado la encuesta de SATSE declaran tener alteraciones del sueño y un 83% alteraciones del apetito. Asimismo, los problemas sexuales han aparecido en más del 57%.