Carta abierta a Fernando López Miras, presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia.

​Señor presidente.

En estos días, desde la sociedad civil, asistimos estupefactos ante una situación política que puede saldarse con cambios en la Consejería de Educación y Cultura que, en nuestra opinión, implican un gravísimo retroceso, y que obedecen a criterios de oportunidad política en lugar de criterios de idoneidad para el desempeño de las funciones en favor de la ciudadanía de la Región.

Entendemos que las competencias de Cultura y Educación son de una importancia crucial, no sólo para definir lo que somos, sino también para definir el rumbo futuro que queremos de nuestra sociedad. En consecuencia, estas competencias no deberían ser objeto de mercadeo y tacticismo. Sería una forma de desprecio a lo que somos y a lo queremos ser.

La sociedad civil reclama desde hace décadas un pacto de Estado por la Educación para preservarla de los vaivenes políticos. Las constantes reformas educativas dependiendo del signo político del partido gobernante no sólo han demostrado su ineficacia, sino que también han reforzado el descrédito de alumnado, familias y profesorado hacia las instituciones que deberían garantizar su calidad. En consecuencia, en el nivel regional, los cambios políticos en la Consejería de Educación y Cultura por oportunismo político sólo ahondan en ese descrédito. La titularidad de la Consejería de Educación y Cultura no deberían estar al albur de la negociación política, y mucho menos, en manos de representantes públicos procedentes de partidos e ideologías que han dado muestras de un profundo desprecio por la cultura.

La Región de Murcia arrastra un claro problema de identidad hacia el exterior. Se nos conoce poco y mal, casi siempre por dudosos comportamientos como el bochornoso espectáculo vivido estas semanas en la Asamblea Regional. El trabajo de los sectores cultural y educativo, aparte de crear valor y proporcionar formación a la sociedad, es el de vincular a la Región en un proyecto de conocimiento y construcción más universal. Cuando nuestros creadores y profesionales salen al exterior sorprenden por su rigor y creatividad y proporcionan un contrapeso a los peores tópicos.

Desde la llegada de la democracia, la relación entre el sector cultural y el poder político en la Región de Murcia ha sido una historia de encuentros y desencuentros. Pero nunca, ni con los más controvertidos titulares de la Consejería, el sector había sentido como un tiro en su línea de flotación un posible nombramiento como el que se plantea. Vemos muy difícil una relación constructiva con políticas y políticos a los que les precede un tipo de visión tan alejada de cualquier sintonía con una sensibilidad cultural, que ha de ser tolerante e inclusiva.

El sector de la Cultura, como tantos otros, ha vivido un año terrible. Le podemos asegurar que, contra todo pronóstico, hemos seguido trabajando, ofreciendo lo mejor de cada uno de forma prácticamente desinteresada. Cada uno desde su responsabilidad, ha sido consciente de que nuestro trabajo es un alimento necesario para la sociedad en uno de los momentos más duros de nuestra historia reciente. Incluso desde su propia administración, algunos funcionarios y altos cargos han tomado iniciativas conscientes de la necesidad de acercar posiciones y crear vínculos que no siempre fueron fluidos. Actualmente el sector está exhausto, con necesidad de buenas noticias, y esta no lo es.

Nuestro sector está formado por gente con gran sensibilidad social y comprometida en la construcción de un mundo mejor. Queremos trasladarle la inquietud que nos produce la coyuntura política actual y más en situación de pandemia. Como sociedad civil implicada en los procesos sociales y políticos permaneceremos atentos para expresar las necesidades reales de la ciudadanía, muy apartadas de la oportunidad política partidista a la que nos vemos abocados en nuestra Región de Murcia.

Atentamente,