El anunciado «Gobierno de la dignidad» presidido por Ana Martínez Vidal (Cs) no llegará a nacer. Hoy se vota en la Asamblea Regional el proyecto de los naranjas y el PSOE, pero no saldrá adelante al no contar con los 23 votos necesarios (mayoría absoluta). A los tres votos en contra de los tránsfugas Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez se une la posible abstención del presidente de la Asamblea, Alberto Castillo, y los tres votos de los parlamentarios expulsados de Vox, Juan José Liarte, Mabel Campuzano y Francisco Carrera.

Los diputados «libres» de Vox, como a ellos les gusta llamarse, mantuvieron en una incógnita el sentido de su voto durante toda la sesión plenaria de ayer. Incluso en la rueda de prensa posterior seguían «negociando con todas las fuerzas políticas menos con aquellas que dicen que no han negociado con nosotros», afirmaba con ironía el portavoz del Grupo Parlamentario, Juan José Liarte. Sin embargo, a las 15 horas, el exdiputado de Vox anunciaba a las puertas de la Asamblea Regional que tanto él como sus dos compañeros votarían no a la moción. Según él, están muy «ilusionados» con la propuesta del secretario general del Partido Popular a nivel nacional, Teodoro García Egea, de «comenzar en Murcia la unificación del centroderecha». La promesa de los populares de «garantizar la libertad de los padres para elegir la educación de los hijos» ha sido determinante para la decisión de Liarte de hacer caer la moción de censura.

Las negociaciones de estos diputados con el PP continuaban en el día de ayer, por lo que se desconoce si alguno de ellos tendrá cabida en el Gobierno regional durante los dos años que quedan de legislatura. «Nuestra petición tiene que ver con aspectos programáticos», subrayó Liarte.

Hasta entonces, el programa de Gobierno de Ana Martínez Vidal no suponía un impedimento para los díscolos de Vox para seguir negociando, según contó.

«Una oportunidad histórica»

Ajena a las pocas posibilidades que tiene, la candidata a presidenta del Gobierno de la Región de Murcia en la moción de censura, Ana Martínez Vidal, subió a la tribuna y recordó a los 45 diputados que tienen «una oportunidad histórica» si apoyan su proyecto y sacan del poder al Partido Popular tras 26 años de Gobierno.

Durante su comparecencia, Martínez Vidal sorprendió al pedir «perdón» a los murcianos hasta en cuatro ocasiones. En primer lugar, «perdón por el esperpento que han tenido que vivir en los últimos días», «perdón porque lo que podía haber sido un simple cambio de dirigentes para mantener el proyecto de gobierno dentro de una estabilidad controlada, se ha acabado convirtiendo en un mercadeo de sillones», «perdón a todas aquellas personas de riesgo que siguen esperando con angustia y con miedo sus vacunas. ¿Cuántos han fallecido porque la vacuna que les correspondía se la puso un político del Partido Popular?», se preguntó. Y por último, también se disculpó, de parte de Ciudadanos, por haber pactado con López Miras tras las elecciones de 2019. «Pensamos que al formar parte en ese gobierno podríamos hacer las cosas de forma diferente; podríamos hacerles cambiar. Nos equivocamos», explicó. Y añadió que, aunque en Cs pudieran errar, nunca han sido «cómplices de la corrupción». «Nos equivocamos, pero no tapamos delitos», sentenció.

«Lo que vale una firma»

El transfuguismo también ocupó buena parte del discurso de la candidata naranja a presidir el Consejo de Gobierno.

«Ante esta moción de censura, el Partido Popular ha reaccionado de la forma más corrupta posible: han comprado los votos que les hacían falta para hacer fracasar la moción con cargos públicos y han incluido a tránsfugas en el Gobierno», explicó Martínez Vidal. Para ella, «algunos tienen una moral muy laxa o directamente no tienen moral».

Recordó que este movimiento de López Miras incumple los propios estatutos del PP y el pacto antitransfuguismo que firmaron en noviembre. «Aunque ya hemos visto lo que vale una firma para algunos. Tenemos aquí tres ejemplos claros, tres personas cuya firma no vale nada», afirmó mirando a Isabel Franco, Valle Miguélez y Francisco Álvarez, todos consejeros en el nuevo Gobierno. «Mírense, ustedes no son disidentes, no son rebeldes y, mucho menos, los salvadores de un pacto que ya no tenía razón de ser. Ustedes son tránsfugas», les espetó.

Las razones

Martínez Vidal aprovechó su comparecencia para reiterar los motivos por los que esta moción «es legítima y está plenamente justificada», ya que «el Partido Popular ha hecho de la corrupción su forma de supervivencia». En primer lugar, sacó a relucir el escándalo de las vacunas. «Han permitido que se vacunen más de 600 personas, que sepamos, de manera absolutamente irregular e injustificada», afirmó. Y les afeó que aún no hayan publicado la lista con los altos cargos vacunados (algo que prometió hacer si sale adelante la moción).

También dedicó tiempo a la convulsa relación de su partido con el PP en el Ayuntamiento de Murcia. «Tras pedir Cs que se investiguen las adjudicaciones hechas a dedo por el anterior equipo del PP, el Partido Popular ha respondido acusando, denunciando y espiando al denunciante. Entenderán ustedes que la confianza se ha roto», manifestó.

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Tras 26 años de Gobiernos populares, Martínez Vidal sacó a relucir que la Comunidad tiene algunos de los peores registros socioeconómicos de este país. «La Región está a la cola en salarios y pensiones, lideramos el abandono escolar, el riesgo de exclusión social y la brecha salarial. Estamos en la cola en infraestructuras, en financiación autonómica, tenemos una deuda pública de más de 10.000 millones de euros, 20 veces más alta que la de hace 26 años», enunció.

En este sentido, Vidal considera que «cuando se ha estado tanto tiempo en el poder uno pierde el contacto con la realidad y se olvida de los problemas reales de la gente, de sus necesidades y de sus anhelos». Para terminar, añadió que romper con el PP ha sido una decisión difícil de tomar: «¿Alguien cree de verdad que es cómodo presentar una moción contra un gobierno del que se ha formado parte? ¿Alguien cree que esto es fácil para mí? No lo es, en absoluto. Pero no estamos aquí para hacer lo fácil sino lo correcto».