Con una cuenta atrás como si de Nochevieja se tratase, los vecinos de los barrios del sur de Murcia afectados por las vías del ferrocarril esperaban ayer eufóricos e impacientes mientras su vagón se acercaba al túnel del soterramiento. «Esto simboliza el inicio de lo que llevamos casi 30 años tratando de conseguir», señala Antonio Rodríguez, uno de los más de veinte vecinos que fueron en autobús hasta Cartagena para poder volver en tren a Murcia y entrar bajo tierra en la estación del Carmen.

El vagón se convirtió en toda una fiesta en la que no faltaron sus ya tradicionales canciones protesta y las sonrisas nerviosas bajo las mascarillas. «Es un momento histórico, estamos deseando ver el agujero», afirmó Dolores Sánchez, miembro de la Plataforma Pro Soterramiento.

En los apenas 50 minutos que separan ambas ciudades hubo tiempo de sobra para recordar anécdotas vividas en los últimos 30 años de lucha vecinal. «Tuvimos días y noches muy duros, de frío y lluvia. También de miedo, pero nos reímos hasta en los peores momentos para animar a quien perdía la esperanza», defiende Mercedes Romero, presidenta de la Asociación de Vecinos de la Ermita del Rosario.

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Los vecinos de las vías, celebran su primer viaje en el nuevo tren soterrado Iván Urquízar

Un recuerdo para quienes faltan

«Ana, te echamos de menos, viajas con nosotros aunque ahora no estés, te mandamos un abrazo», gritaban a un móvil algunos vecinos al grabar un vídeo para la ‘abuela del soterramiento’. «Estuvo en la UCI por la covid, pero no pudo con ella. Quería ver el soterramiento y eso hizo que se recuperase», cuentan miembros de la plataforma.

Hubo también un recuerdo para quienes ya no están. «Llevo a mi hermano aquí, luchó mucho pero no ha podido ver el tren soterrado», señala Loli Tornel mientras muestra la foto de su hermano, Pepe Tornel.

Entre la alegría y los cánticos quedó hueco para los corrillos que se formaron para comentar la última hora de la actualidad regional: «La pena es que nos han vuelto a quitar protagonismo. Parece que lo hicieran a propósito. Lo bueno es que algunos se irán del sillón», coincidieron varios vecinos.

Minutos después el deseo de varias pasajeras se hizo realidad: «Que el conductor vaya despacio para poder disfrutarlo». Al pasar por el túnel los vecinos no pudieron contener la alegría ni las lágrimas tras décadas de movilización para «curar la cicatriz que divide la ciudad». «Lo hemos vivido», voceaban varios orgullosos.

Al llegar, la fiesta se trasladó del vagón al andén, donde esperaban decenas de personas, entre ellos miembros de PSOE y Podemos, para seguir celebrando al ritmo de los Viakingos. Tras felicitarse no fueron los pocos los que recordaron que «mañana seguiremos en la lucha. No hemos terminado».