Repsol continúa avanzando en su objetivo de ser una compañía cero emisiones netas en 2050. Como hoja de ruta cuenta con un Plan Estratégico para el periodo 2021-2025 que supondrá la transformación de la compañía y la refinería en los próximos años, y que permitirá acelerar la transición energética. Como palancas para desarrollar los planes previstos, en la refinería de Cartagena destacan la economía circular, la producción de productos de baja, neutra e incluso huella de carbono negativa y la eficiencia energética.

En este sentido, Repsol tiene previsto destinar este año más de 14 millones de euros para mejorar la eficiencia energética de sus operaciones. Uno de los proyectos destacados será la instalación y puesta en marcha de precalentadores de aire en tres hornos de proceso de la refinería.

Este sistema, instalado por primera vez a finales del año 2019 en la refinería de Cartagena, ha servido de experiencia piloto para validar la tecnología y extender el proyecto a otros hornos tanto de la refinería como de la compañía. La puesta en marcha de este primer precalentador ha supuesto un hito tras conseguir alcanzar la mayor eficiencia de un horno de proceso en España.

Con la puesta en marcha de estos equipos, la refinería de la ciudad portuaria conseguirá mejorar su eficiencia energética y reducir 12.000 toneladas CO2 anuales -lo que equivale aproximadamente a la absorción de CO2 de un bosque con una extensión similar a 2.400 campos de fútbol-.

En lo que respecta a economía circular y productos de baja, neutra o nula huella de carbono hay que destacar los trabajos para la construcción de la primera planta de biocombustibles sostenibles de España y que va a suponer una inversión de 188 millones de euros.

La nueva planta, que se prevé esté operativa en el año 2023, tendrá capacidad para producir 250.000 toneladas al año de hidrobiodiésel, biojet, bionafta y biopropano a partir de materias primas sostenibles.

Con este proyecto, Repsol va a ser capaz de ofrecer a la sociedad un combustible de bajas emisiones que se podrá usar en cualquier vehículo sin modificaciones en los motores actuales. Además de utilizarse para el transporte por carretera, en la refinería de Cartagena se producirá biojet como combustible para los aviones, ofreciendo una solución a un sector difícil de electrificar como el de la aviación. En total, las nuevas instalaciones significarán un ahorro de 900.000 toneladas anuales de CO2.