El ascenso a los cielos de Ana Martínez Vidal, segunda presidenta en la historia de la Región de Murcia (la primera fue María Antonia Martínez, entre 1993 y 1995), ha sido meteórico e insospechado. Su partido presentó ayer una moción de censura con el PSOE que acabará con 26 años ininterrumpidos de PP en la Comunidad. Ni siquiera mandaba en el partido que la acogió tras su salida del PP, Ciudadanos, cuando fue elegida diputada en la Asamblea Regional en 2019, ni cuando pasó a formar parte del primer Gobierno de coalición de la Comunidad y fue designada portavoz. Hace solo seis meses era nombrada coordinadora autonómica de la formación de Inés Arrimadas. Por supuesto que nadie la vio venir, al menos tan rápido.

Valenciana de 42 años, ha reconocido en alguna ocasión que de pequeña quería ser actriz, pero eligió un camino radicalmente distinto y estudió Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, especialidad Hidráulica y Medio Ambiente, en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).

De madre valenciana y padre catalán, su relación con Murcia viene de sus abuelos paternos, que emigraron a Girona.

La mayor parte de su ejercicio profesional se ha desarrollado en el ámbito privado como coordinadora de asistencia técnica para la CHS. Fue después cuando dio el salto a la política de la mano del Partido Popular como concejal de Infraestructuras y Calidad Urbana de Murcia (2011-2015), años en los que promovió proyectos como la iluminación exterior de la catedral y su entorno arquitectónico y la reconversión de luminarias. Además, fue en el consistorio murciano jefa de la Comisión de Proyectos y Obras, vicepresidenta de la de Desarrollo Socioeconómico, miembro de la Junta de Gobierno y de la Comisión de Asuntos Generales y de los consejos de administración de Aguas de Murcia y Urbamusa.

Hace dos años vio cómo se sobreseían las actuaciones respecto a una querella cuando era concejala y respecto a una investigación por los ruidos que ocasionaba el Café Moderno, del paseo Alfonso X.

Tras no repetir en las listas, abandonó el PP y en 2018 se afilió a Ciudadanos, partido con el que se presentó a las elecciones el 26M de 2019. Ese mismo año, en agosto, fue nombrada consejera de Empresa, Industria y portavoz del Gobierno de coalición con el PP, cargos de los que fue desposeída ayer tras presentar la moción.

Cs era normalmente acusado de servir de «muleta» del PP por los partidos de la oposición, sin embargo, esta crítica comenzó a dejar de tener sentido después de que Martínez Vidal fuera nombrada en septiembre pasado nueva coordinadora autonómica. Su firmeza ante las actitudes de su Gobierno sorprendió hasta a miembros de su propio partido, ni qué decir de a sus socios de Gobierno. «Hemos marcado perfil propio cuando hemos considerado que era nuestra obligación», explican desde la sede de Centrofama.

«Excesivamente exigente con ella misma», siempre tuvo claro que, si era líder de Ciudadanos en la Región, era ella quien debía ostentar el título de vicepresidenta, aunque eso le impidiera mantener buenas relaciones con su compañera Isabel Franco, cabeza de cartel electoral naranja en 2019. Sabe rodearse de buenos profesionales, a quienes consigue que la sigan como la líder en la que se ha convertido.

«Traición» o «intereses personales» son algunas de las palabras que usó ayer el por poco tiempo presidente López Miras para referirse a Martínez Vidal. Sin embargo, los miembros más cercanos del equipo con el que trabaja la dirigente naranja defienden que siempre se actuó con lealtad a su socio de Gobierno. «La gota que colmó el vaso fue la querella contra nuestro portavoz en el Ayuntamiento de Murcia». Su partido quiso ser bandera de la regeneración, un objetivo imposible de cumplir después de que Inés Arrimadas afirmara en campaña electoral que «24 años del PP son muchos»... para luego pactar con el PP por cuatro años más. Solo salvando este escollo podrían hacer algo en Murcia. Dicho y hecho. No eran cuatro años más, sino solo dos.

El PP creyó que, con Ciudadanos en horas bajas, podría manejar la situación, aguantar hasta 2023 y cambiar de socio de Gobierno (por Vox) si fuera necesario. Martínez Vidal, vista por sus compañeros como una «luchadora incansable», ha crecido tan rápido que no le ha dado tiempo a Miras a reaccionar.