Su nombramiento como rectora de la UPCT, la primera mujer en ocupar un puesto de este calibre entre todas las politécnicas de España, supuso un revulsivo en el sistema universitario nacional y con mayor fuerza en la Región de Murcia. Doctora en Ciencias Químicas por la Universidad Autónoma de Madrid y catedrática de Ingeniería Química de la UPCT, a su nuevo puesto le acompañó una vorágine mediática que marcaba un nuevo hito para las carreras universitarias de las mujeres. Ha cogido las riendas de la UPCT en un momento delicado, con la mirada puesta en Europa pero sin olvidar que las universidades públicas se financian con dinero público.

Premio 8 de marzo a una de las mujeres murcianas del año.

Para mi es un honor, una satisfacción que la Comunidad Autónoma haya pensado en mí. Lo tomo un poco en representación de todas las mujeres académicas que trabajamos en las universidades públicas de esta Región.

Se ha convertido en toda una referencia en la Región.

Evidentemente al ser rectora, la primera de una politécnica en España, percibo la referencia de la figura de rectora de la UPCT. También, ligado al premio, hay mucha más visibilidad del puesto que ocupo. La presión mediática también la he tenido encima (sonríe).

¿Qué le llegaron a decir sus compañeras rectoras cuando consiguió el puesto?

Recibí muchas felicitaciones de muchos compañeros, los de las politécnicas primero. Entre ellas las de rectoras como Pilar Aranda de la Universidad de Granada, y la de Castellón también. Me llamaron personalmente porque al final somos una decena de rectoras en España.

¿Qué mujeres de su ámbito personal le han inspirado a lo largo de su carrera?

Pertenezco a una generación donde la relevancia de tener una figura mujer no eran tan palpable. Vengo de una generación donde nuestras madres habían sido excluidas de la vida laboral, una generación que peleaba por nuestros derechos y que intentaba sobre todo luchar por su formación, y con ello por su independencia económica. No había muchos referentes, no es como ahora, pero siempre me he fijado en mis personas cercanas: mi madre, mi profesora Amparo, mi profesora Asun de Bachillerato... Es decir, las mujeres que siempre he tenido al lado.

Los programas de mentorización para atraer a las mujeres hacia grados STEM han llegado a estar en el punto de mira. ¿Se cuestiona sus resultados?

Los resultados de estos programas no son a corto plazo, hay que esperar porque son acciones dirigidas a chicas de Bachillerato y la ESO. Yo puedo intentar que vengan a hacer carreras técnicas, pero si su formación en matemáticas u otras asignaturas en niveles educativos inferiores no son suficientes, no voy a conseguirlo. O si por otro lado la visualización global que tenemos del trabajo de un ingeniero en una empresa no es muy atractivo para las mujeres, pues tampoco ayuda. La mentorización son acciones muy puntuales que pueden dar algún resultado, pero tienen que ir unidas a acciones mucho más globales a largo plazo dirigidas a ámbitos de edad diferentes, si no, no conseguiremos objetivos ni resultados palpables. Está claro que la imagen de la profesión de ingeniero que tiene nuestra juventud es que no es un trabajo atractivo para una mujer.

Las cifras de hombres y mujeres matriculados en grados, másteres o doctorado en la UPCT tienen una gran diferencia.

En máster y doctorado es ligeramente inferior que la que tenemos en los grados. Son cifras pequeñas las matriculaciones de mujeres pero aquí el problema no es una cuestión de género sino de economía. Hacer un doctorado y máster es una carrera económica grande y es larga. La cuestión es si tienen un respaldo económico para soportarlo.

Pero si hablamos de géneros, ¿qué diferencia nota?

Es cierto que las tareas de investigación como en la Escuela de Agrónomos, las estudiantes sí que acceden a estas becas aunque no sean sueldos muy maravillosos. Los hombres que terminan están más con la idea de buscar un empleo e ir directos al mundo laboral. Somos, por ejemplo, pocas catedráticas y las previsiones es que vamos a seguir siendo pocas. La carrera universitaria es larga y el llegar a catedrático significa tener un expediente que te acredite. Somos doce catedráticas frente a 77 catedráticos. Esta cifra es difícil de revertir. Incluso en profesores titulares son 151 frente a 43 mujeres, así que ya de entrada la base es pequeña.

En otro orden de cosas, ¿cómo está yendo el curso?

El curso está siendo muy complicado. Las clases en buena parte de ellas están siendo online y hay formaciones como la de agrónomos que están en presencial. Todo se está retransmitiendo vía online por si hay alumnos confinados. Se está manteniendo ese equilibrio que es complicado. Luego los exámenes se han hecho presenciales en un 60%. Todo eso, mezclado con la situación social de enfado que parece que percibimos todos, pues lo hace un poco más difícil, sobre todo el gestionarlo a nivel humano. Desde el punto de vista académico estamos cumpliendo y el curso no lo vamos a perder. Nuestra idea es presentar todo un plan de vuelta para que en septiembre estemos en presencial.

Ha llegado a pedir que no se olviden de la vacunación del personal universitario.

No es pasar por encima de ningún colectivo, pero nosotros somos un servicio prioritario que queremos que en septiembre regrese a la presencialidad, y pido por lo menos que estemos en la lista del protocolo de vacunación. No quiero que nos adelantemos a nadie pero, por favor, que piensen en nosotros. Nos argumentan que estamos en semipresencialidad pero es que este no es nuestro estado natural.

Los exámenes de la pasada convocatoria dieron que hablar en toda España.

Es evidente para mí que aquí ha habido un aprovechamiento político de algunos movimientos que han querido valerse de los estudiantes. Aquí no fue tan fuerte como en otras universidades porque nosotros tuvimos un modelo flexible donde hubo profesores que pudieron hacer el examen online y otros en presencial. En este tema solo se ha oído la postura de los estudiantes pero no la del profesorado. Poner un examen online no es una cosa baladí, es difícil. El profesor, como funcionario que firma un acta en el que da fe de que los alumnos han obtenido todos los conocimientos de su materia, los sistemas de vigilancia online no son lo suficientemente seguros. Con esto se ha hecho oportunidad política y demagogia. Tendríamos que reflexionar porque ha habido muchas presiones injustas, a los rectores se nos ha puesto en el candelero, se ha ido a por todos nosotros.

¿Es posible que haya una batalla entre la UPCT y la Comunidad por el tema de la financiación?

Tenemos que presentar un presupuesto para este año. Un presupuesto sin saber cuál va a ser la financiación que nos va a presentar la Comunidad Autónoma. Hasta ahora teníamos el plan de financiación plurianual que se acabó el año pasado, se empezó a negociar uno nuevo y se paralizó, por lo que lo hablado con la Comunidad era incierto. A partir de ahí hicimos un comunicado correcto y sin herir en diciembre donde alertábamos del riesgo en las cuentas de la UPCT, y después nosotros no hemos hecho declaraciones. He percibido un uso político. Hicimos nuestra declaración de la situación en la que estamos, y seguimos esperando porque están negociando los presupuestos regionales. No es la posición de la universidad, sino que estamos en un momento político muy convulso y que mucha gente nos está usando como argumento, pero nuestra declaración como tal fue decir que nos faltaba presupuesto. Cuando se negoció la financiación de los fondos covid yo mantuve una postura dura, y luego cuando llegaron el resto de fondos de investigación también mantuve una postura dura.

Y tienen por delante el reto del consorcio europeo. ¿Qué dinero necesitan para ello?

El problema es que no podemos hacer una previsión de cuánto necesitamos porque el consorcio depende mucho de la movilidad del profesorado y de los estudiantes. Estamos ilusionados, vamos avanzando y respondiendo ante la Unión Europea. Creemos que es una oportunidad muy buena para la Politécnica en cuanto a internacionalización, pero no hemos puesto una cifra concreta encima de la mesa. Sabemos que partimos en desigualdad de condiciones. De los ocho socios que estamos, todos los demás tienen cofinanciación de sus regiones o sus estados. Somos los únicos que no.

De cara al futuro, ¿qué proyectos tiene en mente la Politécnica?

Por un lado, dar una revisión a toda la parte de normativa que tenemos, queremos actualizarnos desde el punto de vista de la gestión administrativa, tenemos que ir todos a una gestión más informatizada. En los títulos no vamos a hacer revisión porque nuestro planteamiento es ir a títulos conjuntos con otras universidades del consorcio, la adaptación pasará por combinar y adaptarnos a nuestros socios europeos. Seguiremos potenciando la investigación, están viniendo propuestas para fondos de recuperación de muchos ministerios y estamos colaborando con muchas empresas. Con nuestra red de cátedras, en esta época algunas se han caído por la difícil situación económica pero firmaremos algunas más pronto. Quiero relanzar, y esto es una apuesta personal, el emprendimiento para nuestros alumnos para ver si pueden montar sus empresas. También queremos favorecer la estancia de nuestros estudiantes en Cartagena y reactivar la agenda cultural de aquí. Respecto a la Escuela de Arquitectura, no hay economía para hacer un edificio nuevo en el Campus de Alfonso XIII y estamos rehabilitando el CIM para que el profesorado pueda estar ahí cómodamente. Si encontramos a alguien dispuesto a invertir en el edificio, nosotros encantados.