Una de las víctimas de los abusos cometidos presuntamente por un profesor de la Escuela de Tauromaquia de la Región de Murcia declaró a la Policía que este se enfadó mucho cuando no quiso subir con él a la habitación de un hotel para mantener relaciones sexuales, según ella entendió.

En su declaración reveló también que en otra ocasión, cuando el investigado acudió al restaurante donde ella trabajaba entonces, comenzó a tocarle los glúteos y los muslos "y a manosearla".

Esa situación, que, añadió, le resultó muy incómoda y violenta, se produjo en presencia de los dos acompañantes del investigado, que habrían reído ante la situación creada.

La declarante manifestó también que aunque no fue alumna de la escuela, solía ir con frecuencia a ella o a la casa del investigado a recoger a un familiar que sí lo era.

Con motivo de esa relación, en 2016 se desplazó hasta Albacete para verlo torear, lo que aprovechó para hacerse una fotografía con un torero que fue captada por el teléfono móvil del investigado, que se quedó con su número de teléfono para enviársela.

A partir de entonces, comenzó a recibir mensajes en los que le insistía para quedar con ella con la promesa de que la llevaría a restaurantes caros y que incluso podría darle masajes.

Esta mujer aseguró que un día la puso en contacto con un abogado murciano para que se encargara de asesorarla legalmente en un tema personal y que al salir del despacho la llevó junto con una amiga de ella a un hotel, donde la invitó a subir a la habitación.

Ella lo rechazó, por lo que tras tomar una consumición en ese local se fueron de allí y a partir de entonces se le quejó de que fuera así, pues "un favor se paga con otro favor", le dijo.

También manifestó la víctima que una amiga suya, cuya identidad facilitó, le dijo en una ocasión que le había tocado sus partes íntimas por debajo de la mesa en la cena que se celebró tras un festejo taurino.

Igualmente, comentó que creía que el director artístico de la escuela, el diestro Pepín Liria, no tenía conocimiento del comportamiento del ahora investigado, ya que este se mostraba muy educado cuando aquel estaba presente y cambiaba mucho cuando se encontraba a solas con ella.

Finalmente, explicó a los agentes que cuando se desplazaban a otras ciudades a ver torear al familiar, el investigado le proponía siempre colocarse en los últimos asientos de la furgoneta en la que hacían los desplazamientos, a lo que ella se negó al conocer sus presuntas intenciones.