Asensio López, que ha sido gerente del SMS en el primer año de pandemia, se ha incorporado ya a su puesto de médico de familia en La Unión y sigue defendiendo que nadie del equipo de Salud calibró las consecuencias de la decisión de vacunarse.

Es usted el único de los altos cargos de la Consejería que ha dado explicaciones.

No sé si a los demás les habrán preguntado. Creo que cuando uno ocupa un cargo de responsabilidad tiene que ser lo más transparente posible. Es bueno que se entienda lo que ha pasado. No es bueno ni ocultarse ante las situaciones complejas ni empeñarse en contar la versión a toda costa. El resultado de ser gerente del SMS es una trayectoria, no es solo un hecho puntual. Una decisión no puede empañar toda una gestión.

Pero el desenlace ha sido una decisión muy conflictiva.

Cuando uno tiene la responsabilidad de encargarse de la salud de los ciudadanos lo primero que genera malestar interno es haberles causado daño. Como médico de familia y como responsable del SMS eso ya es doloroso por el efecto secundario que tiene sobre otras personas. La primera reflexión es que no hubo ningún ánimo de hacer ningún daño; ese es el punto más duro, por no hablar de los componentes personales, pero eso creo que hay que dejarlo en segundo plano.

¿Qué quiere decir?

En el plano personal lo más importante cuando se toma una decisión de este tipo es lo que afecta a las personas más queridas, más próximas. La interpretación que se ha hecho genera una eclosión de juicios de valor negativos y eso daña mucho a todas las personas cercanas, que sienten un dolor mayor, porque solo ven el componente negativo. Hablo de mi esposa, mis padres, mi hija.

Sorprendió la primera reacción del exconsejero Villegas al creer que lo ocurrido podía resolverse pidiendo disculpas. ¿No percibió que habían fallado como administración?

Conozco desde hace muchos años a Manuel Villegas y tengo claro que es una persona con unos valores y unos principios muy respetuosos con los demás, que lo último que se plantea cuando toma una decisión es su beneficio. Lo que sucede es un choque absoluto entre por qué se toma una decisión, cuáles son las consecuencias y cuál es la valoración que se está haciendo externamente. Hay una enorme distancia entre la percepción que tenemos dentro de la Consejería de Salud y lo que la sociedad nos estaba diciendo. Pero la decisión se había tomado desde la honestidad, pensando que se estaba haciendo un bien social y sin plantearse que se estuviera haciendo nada fuera del protocolo. Ante esa distancia tan abismal tomó la decisión de dejar la Consejería.

La presión de Cs fue lo que le hizo dimitir horas después.

Él hizo una reflexión y llegó a la conclusión de que no habíamos acertado. Entonces dijo que no podía seguir como consejero.

Se vacunaron incluso sindicalistas que no están en activo.

En la primera semana de enero todas las residencias estaban vacunadas. El día 8 de enero se empezó a vacunar a todos los sanitarios de primera línea. Estaba programada la segunda línea de los sanitarios y, además, había una instrucción del Ministerio de que había que agotar todas las vacunas. En aquellas fechas Murcia salía destacada como la tercera por la cola que menos vacunas estábamos agotando. Dentro de la primera propuesta de protocolo del Ministerio se planteaba que había que proteger a todo el sistema sanitario. El consejero pretendía pasar a vacunar a los mayores de 80 años, pero nos decían que no sistemáticamente. Además, nos decían que no había que reservar vacunas para la segunda dosis. Entonces se decidió vacunar a todas las personas que están en la Consejería y en los Servicios centrales del SMS.

Pero no lo hicieron público.

Ahí se producen dos desaciertos: el primero es que no se trasladó a un documento ni se hizo público. Lo segundo que hicimos fue decidir que los altos cargos se iban a vacunar igual que los profesionales, que no se iba a hacer de manera más pública. Fue una torpeza. Lo que más me preocupa es el dolor y el sentimiento de alguien que pensara que le estaban quitando su vacuna.

Hubo sanitarios que tuvieron que esperar la segunda dosis.

Todos sabíamos que iban a tenerla entre los días 21 y 28 (de la primera dosis).

Tampoco hubo ningún control sobre los listados.

Si algo nos caracteriza al equipo ha sido la defensa de lo público. Nunca se ha querido engañar ni ocultar las decisiones. En sus tres años de gestión, el consejero nunca ha ocultado nada que fuera relevante, por muy negativo que fuese. Que se haya cometido un error no quiere decir que haya un juicio negativo que empañe toda su labor. Lo primero que hizo fue pedir disculpas a todas las personas a las que podía haber hecho daño.