Nueve personas resultaron heridas por disparos de arma de fuego en la Región de Murcia durante el transcurso de una jornada de caza en los primeros ochos meses de 2020. De ellas, siete fueron hombres, otra una mujer y por último un menor de edad. 

La comunidad murciana no registró ningún fallecido en este periodo, que incluye los tres meses de confinamiento domiciliario con motivo de la pandemia del coronavirus. Por contra, las muertes por disparos de cazadores en España ascendieron a 51 fallecidos. En total, 605 ciudadanos fueron heridos por disparos accidentales provocados por la actividad cinegética en todo el territorio nacional. 

El Ministerio del Interior, en una respuesta parlamentaria remitida a la formación política valenciana Compromís en octubre del pasado año, contabiliza el número de personas que han recibido un disparo por la actividad de caza con arma. 

La Región está entre las comunidades que menos incidentes ha registrado en este periodo de tiempo, y esto contando con que la actividad cinegética se permitió en la comunidad durante el primer estado de alarma para controlar poblaciones de animales como el conejo o el jabalí que provocaron daños en los cultivos en determinados municipios. No todas las comunidades permitieron esta actividad en aquellos meses ya que el Gobierno central delegó en las autonomías las competencias de permitir a los cazadores salir de casa y moverse entre municipios. 

La Guardia Civil en la Región de Murcia, que se encarga de instruir diligencias cada vez que ocurre un suceso de estas características, hace hincapié en que el origen de este tipo de accidentes en la mayoría de casos está en la negligencia del cazador a la hora de portar y hacer uso del arma de fuego, es decir, «usar el arma con omisión o insuficiencia de las medidas o precauciones obligatorias para garantizar la seguridad de las personas o cosas». En numerosas ocasiones el principal motivo que ocasiona estos accidentes con víctimas mortales o heridos está en el seguro del arma, que ante la confianza del cazador para desplazarse portando el arma en la mano o el hombro deja el gatillo activado. 

«El exacto cumplimiento de las normas de seguridad en el manejo de las armas trata de evitar que se produzcan disparos fortuitos y por tanto causar daños irreparables. Todo titular de un permiso de armas debe tener conocimiento de las armas, su cuidado y conservación y sobre habilidad para su manejo y utilización», apuntan fuentes del Instituto Armado. Según los últimos datos registrados por la Consejería de Medio Ambiente, en 2018 se registraron 301 expedientes sancionadores por infracciones recogidas en la Ley 7/2003, de 12 de noviembre, de Caza y Pesca Fluvial. De ellas, 259 tenían que ver con la caza.

Francisco Bastida, presidente de la Federación de Caza de la Región de Murcia, lamenta «antes de todo cualquier accidente que pueda ocurrir por disparos de cazadores en la comunidad», y manifiesta que se debe hacer «mucha pedagogía en el uso correcto de las armas de fuego». 

Desde la implantación en el año 2018 del denominado ‘examen del cazador’, requisito desde entonces indispensable para poder obtener la licencia de caza para nuevos cazadores, son varios los cursos preparatorios que se ofrecen en la Región unos ofrecidos por la Consejería de Medio Ambiente y otros por la propia federación de caza. Bastida subraya que la federación investiga también los hechos ocurridos en cada accidente.

Desde 2006, según los registros que maneja la Benemérita, tres personas han muerto en la Región de Murcia por disparos de caza fortuitos. El último suceso ocurrió en la pedanía murciana de Sucina, en octubre de 2019, cuando un cazador mató accidentalmente a otro, un hombre de 68 años

En diciembre de 2007 un hombre falleció por un disparo durante una batida de jabalíes en Lorca y en 2006 otro murió en Jumilla en un tiro al pichón.