Las poblaciones costeras en torno al Mar Menor podrán adaptar sus espacios urbanos para mejorar la capacidad de retención de agua frente a las inundaciones que se puedan producir como la originada por la DANA de 2019. La transformación de los espacios verdes, rotondas, aparcamientos, parques inundables, vías pecuarias o incluso las propias calles podrían permitir una gestión más eficiente de las escorrentías y facilitar su evacuación. Los sistemas de drenajes sostenibles serían el pilar fundamental en estos proyectos urbanos con el fin de hacer más permeables las ciudades minimizando al máximo posibles vertidos a la laguna salada.

La Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) ha presentado junto a la Consejería de Fomento las conclusiones de un estudio realizado por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Edificación con el fin de construir 'ciudades esponjas', un concepto que no es nuevo dentro del mundo de la construcción eficiente pero que reflejaría una solución complementaria a las grandes obras contra las inundaciones que plantean la Comunidad y la Confederación Hidrográfica del Segura en torno al Mar Menor. Los expertos del Laboratorio de Investigación Urbana de la UPCT han identificado en los núcleos urbanos aquellos espacios susceptibles de ayudar a laminar el flujo de agua a su paso por una localidad en función de cómo de expuestos estaban a los efectos de las inundaciones.

Estos sistemas de drenaje sostenible se traducirían en la construcción de elementos de biorretención, depósitos de almacenamiento o infiltración en el suelo o cunetas verdes en calles en localidades como San Pedro del Pinatar, San Javier, Los Alcázares, Torre Pacheco, Los Nietos o Los Urrutias. Estos elementos tienen una capacidad de retención limitada por lo que tendrían que ir acompañados de la edificación de grandes infraestructuras hidráulicas. El arquitecto Fernando García, miembro de laboratorio de investigación urbana de la Politécnica, detalla que los primeros pasos dados en este proyecto encargado por Fomento consistían en identificar lugares que ayudasen a retener y absorber el agua en función de cómo circule esta por la ciudad, y lograr también controlar su velocidad para desviarla a puntos estratégicos.

El proyecto, que se planteó en primer lugar en San Javier, identificó 1.200 puntos urbanos susceptibles de ayudar a retener el agua o filtrarla al suelo, y sin incluir las propias calles. García remarca que ante la imposibilidad, también económica, de implementar todos los sistemas de drenaje a la vez, se optó por priorizar los esenciales que mejor resultado tendrían, por lo que se centraron en entorno a 60 puntos, cuyo coste se elevaría a 27 millones de euros. El planteamiento consiste en fichar estos espacios de almacenaje de agua para los ayuntamientos, y que sean las administraciones las que decidan sobre qué puntos se puede actuar teniendo en cuenta el coste.

Fondos europeos

Este estudio se enmarca en la Estrategia de Arquitectura y Construcción Sostenible y además responde al objetivo prioritario de prevención de las inundaciones marcado por el Ejecutivo regional tras la dana de 2019. El consejero José Ramón Díez de Revenga y la rectora Beatriz Miguel Fernández presentaron este miércoles el estudio que, sobre la implementación de Soluciones Basadas en la Naturales en el Mar Menor, recoge un catálogo de procedimientos constructivos con el objetivo de frenar progresivamente las aguas a lo largo de toda la cuenca, a través de la retención del agua, su almacenamiento e infiltración en el terreno.

El consejero, junto a la rectora, señalaron que los gastos se pueden sufragar de los fondos europeos de recuperación de la covid, con el fin de transformar los espacios urbanos para adaptarlos a las necesidades sociales.