La pandemia del coronavirus ha azotado gravemente, no solo al sector de la hostelería sino también al de los eventos como las bodas. Es por ello que proveedores del sector se han unido para recrear cómo sería el nuevo concepto de una boda segura e íntima en tiempos de covid con un aforo de 18 invitados. Para realizar este enlace ficticio una pareja real se han dado el sí quiero, coincidiendo con en el día de San Valentín, en No sé dónde un lugar poco común, una finca ubicada en Molina de Segura y así demostrar que es viable casarse este año, promoviendo la recuperación de este sector tan dañado por la pandemia. Los proveedores que se han unido a esta iniciativa tienen relación con la cartelería, el inmobiliario, la iluminación, la decoración, peluquería y maquillaje. Todos ellos nutren sus ingresos con este tipo de eventos y «no querían quedarse fuera del experimento».

El cerebro de este simulacro nupcial ha sido Denise Zaplana, gerente de Capturando Instantes Fotografía: «Si tenemos que convivir con el coronavirus y ya hemos normalizado las medias de seguridad como llevar la mascarilla puesta, la higiene de manos y el distanciamiento social, ¿por qué no hacemos lo mismo con los eventos y las bodas?». Zaplana asegura que el impacto económico de la pandemia le ha supuesto un 80% menos de facturación «porque vivimos del reportaje social». «En 2020 hubo muchísimas bodas contratadas que se tuvo que aplazar en varias ocasiones y muchas parejas han decidido cancelar ante la incertidumbre de la situación», confiesa. «Tengo compañeros que de 25 bodas contratadas en 2020 solo se hicieron dos», añade Zaplana.

En la misma línea, la organizadora de Eventos Núbola, Paula Ballester, indica que en su caso particular ha sufrido «una merma de 90% en beneficios». «Queríamos hacer ver a la gente que las bodas pueden ser seguras para que cambien el chip de la normalidad que se han instalado», manifiesta Ballester refiriédose a la idea de la boda ficticia. Como gancho, Ballester asegura que «ese presupuesto que antes se destinaba a pagar el menú de una larga lista de invitados ahora se enfocaría a otros detalles personales».

La fotógrafa Denise Zaplana cuenta a La Opinión que antes de que la idea «fuera más oficial», hizo una encuentra en Instagram para «saber si las parejas querían ver cómo sería una boda en tiempos de covid y seguir adelante con sus preparativos o aparcar su ilusión». La respuesta a la encuesta «fue unánime y muchas parejas nos pedían que les enseñáramos fotos de cómo iba a ser, así que nos lanzamos al ruedo proponiendo la idea al resto de proveedores, quienes aceptaron al completo». Cuando la idea inicial ya estaba más asentada, Zaplana lanzó un anuncio en la misma red social en búsqueda de parejas reales y entre una larga selección escogieron a Cristina y Fulgencio, ambos de Cartagena.

Los novios, que actualmente tienen 28 años de edad, se han prestado a este himeneo simulado llevan 15 años juntos, «desde el instituto», conviviendo desde el pasado mes de noviembre. «Decidimos casarnos porque la vida sigue y creo que es el momento para ello», expresa Cristina. Ella trabaja en el departamento medicina de familia comunitaria el Hospital Santa Lucía de Cartagena: «Insistí mucho en saber cuáles iban a ser las medidas anticovid para no poner en riesgo a nuestros amigos y familiares». Según relata Fulgencio, «la estrategia de los novios a la hora de hacer la selección de los 18 invitados fue «descartando a aquellos que no sufran enfermedades o que pudieran ser vulnerables al virus, sobre todo agruparlos por grupos familiares convivientes». Añade que «por parte de los invitados muchos de ellos ya están vacunanos o vienen con una PCR hecha porque en su trabajo se lo exigían».