La vacuna contra el coronavirus se ha convertido en la Región en un obscuro objeto de deseo, que ha provocado dos dimisiones, la del ex consejero de Salud Manuel Villegas y la de la anterior alcaldesa de Molina de Segura, Esther Clavero. La vacunación de la cúpula de la sanidad pública y del Obispado de la Diócesis de Cartagena está siendo investigada por la Fiscalía y ha abierto una brecha entre los socios del Gobierno regional, el Partido Popular y Ciudanos, que puede acabar desencadenando una crisis de gobierno ante las reticencias del jefe del Ejecutivo regional, Fernando López Miras, a actuar con más mano dura ante los altos cargos que se han saltado la cola.

El escándalo de las ‘vacunas VIP’ ha provocado un terremoto institucional que ha puesto al descubierto la incapacidad de las instituciones públicas de la Región para tratar un material tan cotizado. Había llegado a España rodeado de grandes medidas de seguridad y fue distribuido a las comunidades autónomas con la intervención del Ejército. La Guardia Civil escoltó el transporte de este compuesto tan sensible hasta los centros de destino en los que debía administrarse a los mayores de las residencias, pero las primeras dosis se han repartido sin miramientos en instituciones públicas y privadas.

La vacuna, ese oscuro objeto de deseo

La vacuna, ese oscuro objeto de deseo

Un mes y medio después de que se pusiera en marcha una operación europea sin precedentes, que arrancó en Navidad con la distribución a las residencias de mayores, la sanidad murciana ha tenido que lidiar incluso con las protestas de los profesionales de la sanidad que veían pasar los días sin que estuviera disponible la segunda dosis que les correspondía, imprescindible para completar su inmunidad. 

La expectación que ha rodeado a las vacunas y la ansiedad por conseguirlas ha resultado tan intensa como la aprensión que parecía despertar en amplias capas de la sociedad, alimentada por movimientos negacionistas y bulos descabellados.

Las irregularidades detectadas en la distribución de las primeras dosis han alcanzado una extraordinaria proyección nacional al haber salido a la luz en plena campaña de las elecciones catalanas y han situado a Murcia en el epicentro del terremoto.

La falta de control por parte de la Administración ha desconcertado a los ciudadanos, que aguardaban con inquietud el momento de conseguir la vacuna capaz de devolverles la tranquilidad tras un año de zozobra. 

La comparecencia del propio López Miras y del  anterior titular de Sanidad en la tarde del 20 de enero para anunciar la renuncia de uno de los consejeros mejor valorados del Gobierno puso al descubierto la escasa sensibilidad de los responsables públicos ante la angustia y la perplejidad de los ciudadanos.

Las elevadas cifras de contagiados y de fallecimientos que se registraban en aquel momento, coincidiendo con los momentos más críticos de la pandemia, pasaron a un segundo plano ante las polémicas que se sucedían un día tras otro y las justificaciones, en algunos casos peregrinas, que aducían los incumplidores en su defensa.

 En la Comunidad la crisis se ha saldado con la renuncia de Manuel Villegas, que inicialmente se resistió a reconocer la dimensión del fraude que suponía la vacunación de todos los altos cargos y del personal del Servicio murciano de Salud que lo solicitó. «Yo tengo el carné de médico, no de político», llegó a decir Manuel Villegas en su disculpa horas antes de anunciar su dimisión, sin percatarse de que la actuación de los responsables de la sanidad pública de la Región había tocado hueso.

La presión de Cs en un momento de efervescencia electoral, en el que la formación naranja se juega el resultado en Cataluña y, posiblemente su supervivencia, impidió que se alargara la resistencia de Villegas.

El terremoto arrastró también a la ex alcaldesa de Molina, a la que habían prescrito la vacuna en previsión de que un posible contagio tuviera para ella consecuencias más graves por sus antecedentes oncológicos. La disposición de quienes se consideraban obligados a cuidarla y la alegría con la que circulaba la vacuna la llevaron a tener que dejar la alcaldía.

En el Ayuntamiento de Murcia la crisis se produjo al saberse que se había vacunado el responsable de Sanidad, Felipe Coello, y todo el personal de su Concejalía. El edil alega que es médico y se vacunó para poder participar él mismo en las vacunaciones municipales, que superan las 7.500. El futuro del edil depende de la presión que ejerza Cs como socio de gobierno.

El PP denuncia una «cacería» y el PSOE una «desvergüenza»

El PP ha denunciado este sábado la «cacería» del PSRM-PSOE contra los directivos de la consejería de Salud que se vacunaron junto al dimitido Villegas, y han pedido aclarar por qué se inmunizó el diputado socialista José Antonio Peñalver si realiza «funciones administrativas» en el SMS.

Por su parte, el secretario de Organización del PSRM-PSOE, Jordi Arce, ha asegurado que «la desvergüenza de Joaquín Segado y del Partido Popular no conoce límites. El Gobierno regional del PP tiene que publicar de manera inmediata las listas detalladas por centro de vacunación».