La degradación de los recursos naturales en el último siglo por la producción y el consumo global ha obligado a replantear qué camino debemos coger para lograr un progreso económico y social sostenible. Cada año 1.300 millones de toneladas de comida se desperdician en la basura y para 2050, si la población mundial llegara hasta las 9.600 millones de personas, se necesitaría el equivalente a casi tres planetas para proporcionar recursos naturales para aguantar el actual ritmo de vida que llevamos. La Universidad de Murcia aborda en su ciclo ODSesiones de este mes la producción y consumo sostenible.

Objetivo: reducir nuestra huella y lograr un crecimiento económico y desarrollo sostenible. ¿Qué primeros pasos podemos empezar a dar para avanzar en esta dirección?

El primer paso siempre es la concienciación de la necesidad y urgencia de apostar de manera más decidida por un modelo de desarrollo más sostenible que posibilite la mejora en la prosperidad de los ciudadanos sin mermar las posibilidades de desarrollo de las generaciones futuras, haciéndonos más resilientes y capaces de adaptarnos a importantes retos locales, nacionales y globales que tiene nuestra sociedad. Cada agente económico, una vez que adquiere una mayor conciencia de los numerosos retos de nuestra sociedad, y de manera particular sobre la importancia de orientarnos hacia modelos de producción y consumo más sostenibles, enmarcados en el ODS12, modificará sus comportamientos. En este sentido la Universidad de Murcia ha sido pionera en el desarrollo del Proyecto ODSesiones, que de manera transversal en todos los títulos, promueve la formación y sensibilización de la comunidad universitaria, contribuyendo de ese modo a la formación de profesionales y ciudadanos más sensibles y conscientes con el desarrollo sostenible. Desde la propia Facultad de Economía y Empresa se creó un grupo de trabajo propio y tenemos una oferta de títulos oficiales de Grados y Máster cuyos contenidos formativos se ven afectados. Para estar a la vanguardia formativa se incorpora en nuestra formación oficial la sostenibilidad empresarial, el desarrollo económico sostenible y la cooperación internacional, la inversión financiera socialmente responsable, la elaboración de información no financiera en la empresa y su auditoria.

Las entidades financieras tienen mucho que decir en el ODS de este mes. ¿Considera que se está llevando a cabo una compatibilidad entre la rentabilidad de estas empresas y unos objetivos sociales y medioambientales que puedan perseguir los bancos?

Cada vez más, el objetivo de las empresas, y en particular de las entidades financieras, no está sólo en maximizar su valor, sino que tienen que tener la visión de hacerlo en el largo plazo y, necesariamente, el largo plazo implica atender a los intereses de sus grupos de interés donde los clientes son una pieza clave. Cada vez es más habitual que las entidades ofrezcan productos ya sean de inversión (inversión socialmente responsable - ISR), ya sean de otro tipo en los que se tienen en cuenta consideraciones sostenibles para su contratación. Su asesoramiento financiero no puede ser ajeno a la demanda de la sociedad. Por otra parte, los propios mercados generan índices de sostenibilidad incluso clasificaciones. Un ejemplo es el índice Dow Jones de Sostenibilidad (uno de los índices de referencia en materia de sostenibilidad), en este índice actualmente están incluidas 19 multinacionales españolas, de ellas cuatro del ámbito financiero. La conciencia de la sociedad provoca incompatibilidad entre maximizar el valor y la rentabilidad sin atender a los objetivos sociales y medioambientales.

¿Es difícil que las empresas cambien para alcanzar estos objetivos en su desarrollo empresarial?

Los cambios en estos ámbitos no se suelen desencadenar de forma abrupta, es más bien es un proceso paulatino, es en la velocidad de cambio donde unas organizaciones muestran su mayor o menor compromiso en pos del desarrollo sostenible. Las empresas no son ajenas a sus grupos de interés y si que estudian detenidamente las preferencias de sus clientes, de sus empleados, de sus proveedores y las relaciones con su entorno. En este sentido que duda cabe que los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) están jugando un importante papel dinamizador para que todos nos comprometamos de forma activa en pos de un modelo económico, de producción y de consumo más sostenible del que la empresa es un actor principal.

En el contexto en el que se mueve este ODS, lograr una producción y consumo responsable, ¿es posible que la pandemia haya desbaratado estas líneas estratégicas que pueden seguir las empresas y también los clientes?

Es obvio que ha supuesto un reajuste de prioridades, pero no creo que se pueda afirmar que se hayan desbaratado. La pandemia nos ha hecho repensar y reenfocar nuestra actividad diaria algo que de forma casi inmediata se traslada a todos los agentes del sistema económico. Estamos en un contexto en el que reflexionamos sobre nuestra fragilidad, se pierde la idea de que el tiempo es infinito y de que nuestros actos individuales no tienen un efecto significativo en los resultados globales. La importancia que hemos dado a cosas cotidianas, que las dábamos por supuestas, que han pasado a estar limitadas o directamente prohibidas, cambios así suelen suponer cambios en los comportamientos en el seno de los sistemas económicos y que pueden fortalecer estrategias y conductas de producción y consumo responsable.

La pandemia y la crisis económica generada a raíz de esta pandemia ha puesto en el foco el alquiler de viviendas otra vez. ¿Qué precauciones debe tomar el consumidor en el contexto actual para el alquiler de viviendas, habitaciones, residencias...?

Antes de nada puntualizaría que la pandemia nos ha hecho ser más conscientes de cómo nuestra residencia nos permite desarrollar nuestra actividad diaria, lo que ya está mostrando cambios en las viviendas más demandadas, apostando por una mayor cercanía a la naturaleza o más espacios para el esparcimiento. En cuanto a las precauciones, advertir que nos vamos a encontrar con objetivos contrapuestos de arrendadores y arrendatarios, en la propia configuración de los contratos de arrendamiento. Estos contratos pueden incluir cláusulas por confinamiento o estado de alarma que antes no existían y según las cuales se regula cambios en las condiciones pactadas, como pueden ser rebajas, aplazamientos o cancelaciones. Estas cláusulas deben orientarse al beneficio mutuo tras una negociación de las partes.

La estrategia del green washing es muchas veces vista como una actuación empresarial en cuanto a publicidad o marketing cuando se ha hecho algo mal o el negocio o la producción de esa empresa no es compatible con la sostenibilidad. ¿Por qué esa percepción?

Esta percepción es el resultado de malas prácticas de determinadas organizaciones, lamentablemente siempre las hay, aunque cada día es más evidente que gracias a la mayor implicación de los consumidores y sus asociaciones en los medios de comunicación social, realizar las denuncias públicas de estas acciones es más fácil y por otro lado los consumidores están más informados o al menos tienen la capacidad para estarlo.

¿Qué es la alargascencia? ¿Considera que las empresas han dejado de apostar por la obsolescencia programada en los productos que fabrican?

La alargascencia nace como contraposición a la obsolescencia. La alargaescencia promueve alargar la vida útil de los productos, buscando reducir el uso de los recursos naturales requerido para la producción, distribución, venta de los mismos. Este alargamiento de la vida útil se apoya en dos pilares, bienes más duraderos y que sean reparables. Que duda cabe que las empresas responden a la demanda tanto social como de sus clientes, no podemos obviar que producir bienes más duraderos o más fácilmente reparables tiene implicaciones que los consumidores deben de tener en cuenta, no solo que puede ser más costosa su compra inicial (el precio es un dato que se sabe a priori), y la mayor duración es una promesa (un dato incierto a priori para el consumidor). Bien es cierto que extensión de los años de garantía más allá del mínimo legal reduce la incertidumbre para los consumidores. Dicho esto, es un movimiento, que unido a la Economía Circular, cada día será una apuesta mayor de todos.

La desigualdad en las actividades productivas dentro de un territorio como la Región cómo ha afectado a la despoblación de determinadas zonas o comarcas.

La despoblación de determinadas zonas, menos intensa en nuestra Región en comparación con otras regiones españolas, no cabe duda que ha sido un proceso propio del desarrollo económico y del cambio de estructura de nuestra economía, que determinó la falta de oportunidades en el ámbito rural frente a las ciudades. No cabe duda que la Región ha de saber seguir apoyando a su importante sector agroalimentario, muy diversificado, por cuanto la permanencia de una agricultura competitiva es garante del arraigo de la población a sus territorios. Las otras agriculturas tradicionales, requieren de un mayor esfuerzo e inventiva para potenciar su viabilidad, que podría venir de la mano de los productos de calidad, el desarrollo de canales cortos de comercialización o la promoción del consumo de productos locales. Los territorios con procesos de despoblación y envejecimiento requieren, para revertir esos procesos, por un lado diversificar su sistema productivo, pero entiendo que sobre todo, potenciar sus ventajas, sus recursos endógenos y el atractivo que para muchos ciudadanos pudieran tener trasladar su residencia o actividad a zonas rurales. En ese sentido, la pandemia y el desarrollo del teletrabajo pudieran suponer en los próximos años una nueva oportunidad para las zonas rurales, evitándose la pérdida de población, de actividades productivas y aumentando el interés social por las mismas.