Aprovechando que los árboles todavía no tienen hojas en estos momentos, la limpieza de los frutos de los almendros resulta esencial estos días para acabar con las larvas de la avispilla (Eurytoma amygdali Enderlein), un himenóptero considerado como una de las plagas más peligrosas para almendro, sobre todo en los Países del Este y el sureste europeo, así como en Oriente Medio, zonas en las donde históricamente ha sido endémica. En concreto, las zonas de Yecla y Jumilla ya registran focos de infección en estas plantaciones, sobre todo en los límites fronterizos con Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana.

COAG alerta del riesgo de una expansión descontrolada de la avispilla del almendro, capaz de mermar hasta un 90% de las cosechas de almendra en tres años si no se articula durante estos días una actuación coordinada y enérgica por parte de los agricultores y de la administración regional. En los últimos años los tratamientos y distintas acciones puestas en marcha han logrado frenar la expansión en Yecla o Jumilla, cuyas plantaciones han presentado complicaciones en los límites con los municipios manchegos de Albatana y Fuente-Álamo o en territorio valenciano como en Villena. En la comarca del Noroeste, los almendros afectados también son aquellos ubicados en los límites con Castilla-La Mancha.

La intensa labor de los agricultores, en coordinación con el servicio de Sanidad Vegetal de la Consejería de Agricultura y Agua, está evitando, año tras año, contener sus impactos y que la plaga no avance hasta el interior de la Región; pero es preciso que tanto la Región de Murcia como las organizaciones agrarias actúen con la mayor diligencia para evitar que esta temporada la plaga se expanda, puesto que en sus etapas iniciales se pueden ver y limpiar a mano los frutos afectados por las larvas, aprovechando que los árboles aun no tienen hojas; esta labor se realiza sin necesidad de apoyo fitosanitario, a un ritmo de unos 90 minutos por hectárea. De otra forma sería preciso recurrir a otros tratamientos de plaguicidas, que precisan, como mínimo, tres pases, con el coste que conllevan los productos fitosanitarios y su aplicación. Considerando, además, la agravante de que este tratamiento no es posible cuando se trata de almendros ecológicos, unas 30.000 ha de almendros murcianos, el 40% de la superficie.

La avispilla realiza su puesta de huevos en la almendra recién cuajada en primavera, y permanece todo el año en su interior, alimentándose de la semilla. En la primavera siguiente, una vez completado su ciclo biológico, hace un agujero en la cáscara y sale al exterior, poniendo sus huevos en los nuevos frutos. Hasta ahora, los agricultores afectados realizan sus tratamientos preventivos durante el invierno, retirando las almendras afectadas que han quedado en los árboles. Por ello es preciso no demorar las actuaciones, dado que las temperaturas pronto se suavizarán.