Ciencia, tecnología y campo se han dado la mano para colaborar en la que es una de las investigaciones más prometedoras y que cuenta con más financiación de entre todas las que se han llevado a cabo en la Región de Murcia. El proyecto se centra en la descontaminación agroquímica de los suelos agrícolas combinando dos técnicas: la solarización y la ozonización. Científicos del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA) y el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) han unido fuerza y llevan desde junio de 2018 probando un novedoso método para eliminar o ´desinfectar' el suelo de las parcelas dedicadas a la agricultura intensiva.

Este tipo de cultivos son los que más pesticidas acumulan en la Región de Murcia y hay terrenos que llevan concentrando estos tóxicos durante décadas. Los plaguicidas se han utilizado ampliamente en la agricultura para controlar plagas y enfermedades transmitidas por el suelo pero el proyecto busca ofrecer a los agricultores «una técnica para sanear el terreno antes de comenzar con un nuevo cultivo», señala Isabel Garrido, una de las integrantes del equipo del Imida que ha trabajado con las técnicas de solarización y ozonización a nivel de laboratorio y en las fincas experimentales que tiene el instituto murciano. Los resultados, pese a que el proyecto debe pasar por una fase de estudio en una finca comercial, son prometedores ya que, como explica la investigadora, se ha logrado degradar hasta el 70% de los plaguicidas.

La solarización es un método hidrotermal de desinfección que se aplica a un suelo, humedecido previamente, cubriéndolo con un plástico (polietileno) y exponiéndolo a la luz solar durante el verano, cuando la temperatura y la radiación luminosa son más intensas. Esta técnica logra también ser letal para hongos, bacterias, nemátodos, insectos y malas hierbas. Por otro lado, la ozonización es un proceso por el cual se inyecta mediante tuberías este gas corrosivo bajo la manta de plástico que cubre el suelo agrícola. Se hace en unas proporciones adecuadas dado el carácter oxidante del gas. Ambas técnicas, combinadas entre periodos de cultivo y cultivo para descontaminar el suelo, ya avanzan que logran sanear el terreno «de fincas que han estado expuestas 20 o 30 años a productos fitosanitarios», refleja Garrido, quien añade que se estudia también ahora el uso de ozono en el momento de la producción agrícola a través del riego. «Queda por concluir si ese uso de ozono diluido en el agua que riega los cultivos acaba afectando a la cosecha». Precisamente, ya se han recogido los primeros frutos para analizar si los estándares de calidad no se han visto afectados en ellos por el empleo del ozono.

La finca en la que trabajan ahora sobre el terreno está en Águilas, está dedicada al cultivo de tomates y los investigadores parten con la premisa de que la solarización modifica las características físicas, químicas y biológicas del suelo, por lo que estimula el crecimiento y la producción de las plantas cultivadas.

El proyecto Agremsoil está cofinanciado por el programa Life de la Unión Europea y cuenta con un presupuesto total de 2,2 millones de euros.

Efecto sobre la biota del suelo

Analizar las consecuencias que tiene el uso del ozono sobre un terreno con tanta biodiversidad es un trabajo que ha asumido el Cebas, con sede en el campus de Espinardo. «Hay una tecnología que nos permite degradar los contaminantes del suelo, y ver qué efecto tiene sobre la biota, es decir, sobre el conjunto de organismos vivos que residen en el suelo», explica Felipe Bastida, investigador del Cebas. Ese efecto es «pasajero», es casi inocuo dependiendo de las cantidades de ozono empleadas. A nivel de moléculas orgánicas de los pesticidas, acaba rápido con ellas, pero « las células de otros organismos están más protegidas por sus membranas, con lo que acaban aguantando», subraya Bastida, «los resultados son esperanzadores y queda por ver qué ocurre a nivel de finca comercial».

El investigador señala que lo analizado en el laboratorio refleja que el suelo puede tener una pequeña bajada de «biomasa microbiana», pero no es preocupante, ya que con el empleo de cualquier tipo de fertilizante o compost esos niveles perdidos se vuelven a recuperar.

Con todo, el ozono, un gas de efecto invernadero, puede convertirse en un aliado en la agricultura murciana.

Plan de negocio para que resulte rentable a los agricultores

Una parte del proyecto conlleva preparar un plan de negocio para lograr que esta técnica de descontaminación del suelo logre saltar de la investigación a la realidad del agricultor. Pensar en cómo sería la mejor manera de comercializar todo lo que implica emplear ambos métodos de desinfección del suelo para que resulte rentable al productor deberá estudiarse más adelante, señala el Imida.