La Universidad de Murcia tendrá que tomar una decisión en la mañana de este jueves que probablemente no acabará gustando a una parte de la comunidad académica. El próxima lunes 1 de febrero debería reanudarse los exámenes que quedan pendientes de la convocatoria de enero de forma presencial, tras el parón de dos semanas aprobado por el Consejo de Gobierno para intentar esquivar el pico de contagios de la tercera ola con una gran actividad en los centros de la institución. Desde hace una semana y media, algunas posiciones han cambiado y otras no tanto.

El ministro de Universidades, Manuel Castells, vuelve al ruedo tras anunciar hace semanas que se desinhibía del debate de los exámenes al entender que las autoridades sanitarias de cada comunidad autónoma daban el visto bueno a realizar las pruebas en las clases. Castells pide ahora exámenes de forma telemática al mostrarse "profundamente preocupado por el posible peligro la salud de los estudiantes y docentes". Desde el Ministerio instan ahora a la autoridades académicas a que se den prioridad a la salud de toda la comunidad, procediendo a enseñanza y exámenes online siempre que no haya garantías sanitarias ". Castells justifica que las universidades tendrían que estar adaptadas a la modalidad online gracias a un importe de 400 millones de euros que el Gobierno envió a las comunidades en septiembre del pasado año: "Si no lo hacen, deben explicar por qué".

Castells ruega a los decanos de todas las facultades que sean sensibles a la preocupación de los estudiantes, ya que considera que a estos les da igual de quién sean las competencias en esta materia, "porque lo que quieren es proteger su salud". Este cambio de criterio del Ministerio viene a posicionarse a favor del lado de los estudiantes. Precisamente ayer el Consejo de Estudiantes de la Universidad de Murcia aprobó en pleno mantener el criterio de cambiar a modalidad online el 60% de los exámenes de enero que quedan por hacer en la institución y que deberían reanudarse a partir del lunes.

No resultaría viable ampliar una semana más el parón de las pruebas de evaluación dado que con esto, el final del segundo cuatrimestre académico entraría ya en pleno verano, rompiendo así el calendario universitario. Los representantes de los estudiantes también lo solicitan, ya que supondría un perjuicio a la salud mental de los alumnos y también académico. Recuerdan que la institución tiene todos los recursos tecnológicos a su alcance y que podrían retomar la evaluación con pruebas desde casa. Será a las doce del mediodía cuando comience el Consejo de Gobierno donde 60 representantes (entre decanos, profesores, estudiantes, personal de administración o rectorado) decidirán qué hacer con los exámenes y cómo comenzar en la docencia del segundo cuatrimestre. Precisamente hace dos días las universidades de la vecina Comunidad Valenciana optaron por empezar las clases de forma telemática al menos en febrero.

Por otra parte, el posicionamiento del Ministerio chocó ayer de lleno con el criterio de la Conferencia de Rectores de las Universidades (Crue). Este organismo señaló ayer en un comunicado que la presencialidad "es el sello de identidad de la gran mayoría de nuestro sistema universitario, no una cuestión anecdótica o un capricho de los rectores y rectoras". Los rectores critican que en la red social Twitter se haya generado una batalla de posicionamientos en contra de lo que establecen las autoridades sanitarias autonómicos y las universidades, es decir, que todas las decisiones académicas tomadas hasta ahora han sido aprobadas por los expertos en Salud Pública, tal y como ocurrió en Murcia.

La Crue señala que se debe priorizar la presencialidad siempre que sea posible y las autoridades sanitarias no indiquen lo contrario y el formato online debe ser el último recurso. "La realización de exámenes telemáticos conlleva la implementación de unas medidas extraordinarias y con complejas derivadas legales y técnicas en el ámbito de la protección de datos y la identificación de quienes se examinan. Pero aprovechándose de estas dificultades y de las lagunas normativas que existen, se han producido intentos de fraude. Con las pruebas presenciales lo único que se pretende es proteger a esa inmensa mayoría de estudiantes".

El posicionamiento también de una gran parte de los decanos y profesores de la Universidad de Murcia es favorable a mantener la presencialidad de las pruebas de evaluación que quedan pendientes, aunque en el último Consejo de Gobierno aceptaron ese parón de 15 días para comprobar si se estabilizaba la pandemia en su tercera ola. Todos ellos alegan además que, hasta que se paralizaron los exámenes, se habían cumplido todas las medidas de seguridad establecidas en los planes de contingencia de cada facultad.

Situación epidemiológica en la Región

El Comité Técnico Asesor Covid-19 de la Universidad de Murcia volvió ayer a valorar la situación epidemiológica de la Región de Murcia en un informe en el que inciden en la preocupación que supone la sobrecarga de trabajo en las Unidades de Cuidados Intensivos dada la presión asistencial que sufren. "En estos momentos la presión asistencial es máxima en la UCI donde se está trabajando por encima de su capacidad en todos los hospitales, en algunos hasta al 220% de su capacidad. El riesgo de colapso hospitalario se mantiene y podría producirse en un corto plazo de tiempo por falta de recursos humanos o de material si la situación epidemiológica no se controla".

Los expertos confirman que las variantes detectadas hasta ahora del virus SARS-CoV-2 es un problema importante de salud pública que puede repercutir de forma importante en el control de la pandemia. Aunque no hacen valoración en este caso sobre qué situación sería conveniente para desarrollar la actividad académica de la UMU, sí remarcan que la disminución de infecciones, aunque parecerá rápida en los primeros días, en realidad será muy progresiva, necesitándose más de un mes (finales de febrero) para alcanzar una incidencia similar a la que ya se observara hacia mediados de diciembre, y añaden que incluso la incidencia en esas fechas conllevaba un nivel de riesgo alto.