Expertos de la Guardia Civil de Tráfico se han desplazado desde Madrid a la capital murciana para elaborar un informe, a petición de la Fiscalía de Seguridad Vial, que arroje luz sobre si hubo exceso de velocidad en el accidente que en noviembre del año 2019 costó la vida a un joven y dejó malheridos a otros cuatro, todos ellos amigos que viajaban en el mismo coche.

El turismo en el que iban los chicos se estrelló contra una catenaria del tranvía, a la altura de la plaza Juan XXII. El pasajero que ocupaba el asiento del copiloto, un joven natural de Alcantarilla de solo 20 años, murió en el acto y sus cuatro amigos, con edades comprendidas entre los 19 y los 21 años, acabaron en el hospital.

El Grupo de Atestados de la Policía Local de Murcia ya elaboró en su momento un informe sobre el siniestro mortal. No obstante, el fiscal Pablo Lanzarote ha solicitado la presencia del Equipo de Reconstrucción de Accidentes (ERAT) de la Guardia Civil, que está considerado como la élite de la investigación de siniestros en carretera en España. Aunque el lugar en el que se produjo el choque no está en la demarcación de la Guardia Civil, el Ministerio Público puede requerir la intervención de la ERAT, como así ha sucedido en este caso.

Los agentes movilizados desde Madrid estuvieron in situ en el lugar del accidente, la céntrica rotonda de Juan XXIII, y llevaron a cabo mediciones que les llevarán a arrojar luz sobre lo que pasó esa madrugada. El fiscal quiere saber a qué velocidad iba el turismo, un Seat Ibiza, desde Ronda de Levante (una vía que está limitada a 50 kilómetros por hora) hasta que se estrelló contra el poste.

Pruebas con el vehículo policial

Así, en colaboración con la Policía Local de Murcia, los expertos efectuaron pruebas de velocidad, empleando para ello el propio coche patrulla de los municipales. La presencia de los investigadores llamó la atención de viandantes y conductores de la zona.

Se da la circunstancia de que el conductor del coche arrojó en las pruebas a las que fue sometido por la Policía Local un resultado positivo en alcohol. La tasa permitida al volante es de 0,25 miligramos por litro de aire expirado, y el chico dio en la analítica 1,06 gramos por litro en sangre.

Si la ERAT confirma el exceso de velocidad, unido a la conducción bajo los efectos de bebidas alcohólicas, el joven conductor podría ser procesado por un delito de homicidio por imprudencia. De ser acusado, se enfrenta a penas que van de los dos años y medio hasta los seis años entre rejas.