Las sartenes y cazuelas que han dejado de ser utilizadas en las cocinas de los bares y restaurantes de la Región sirvieron ayer para protestar contra el cierre de la hostelería. Más de un centenar de hosteleros llegados de diferentes municipios se concentraron ante el Palacio de San Esteban, sede de la Presidencia del Gobierno regional, para reclamar un plan de rescate que garantice la supervivencia de unos 7.000 negocios que mantienen 45.000 empleos directos, según las estimaciones de la patronal. Los empresarios reclaman también exenciones de todos los impuestos y tasas mientras dure el cierre decretado para contener la tercera ola de la pandemia.

Los empresarios, profesionales y empleados acudieron a la convocatoria de la patronal regional Hostemur provistos de ollas, cacerolas y todo tipo de utensilios que hacían sonar mientras el Ejecutivo regional celebraba en el interior del palacio su habitual reunión de los jueves.

El dueño del restaurante El Sordo de Ricote llevaba dos grandes tapaderas que hacía sonar como si fuesen platillos.

A la cacerolada se sumó también la bocina de un coche aparcado frente a los Nueve Pisos. Hostemur había convocado la protesta bajo el lema ´Rodea San Esteban' para reclamar al Gobierno regional un plan de rescate que permita a los establecimientos sobrevivir al tercer cierre de los bares y restaurantes en diez meses.

La Comunidad ha obligado a bajar la persiana a los establecimientos de 38 municipios de la Región y solo permite abrir las terrazas en los siete restantes, en los que existe un menor riesgo de contagio del coronavirus.

La decisión fue anunciada el lunes por el Comité Covid sin previo. El presidente de la patronal regional, Jesús Jiménez, aseguró que la ayuda de 4.000 euros que concedió el Gobierno regional para paliar las pérdidas ocasionadas por el cierre de noviembre «no llegó a muchos establecimientos ni para pagar el alquiler o el recibo de la luz de un mes».

Jiménez acusó al Comité Covid de actuar «con improvisación», dado que en el último mes ha venido adoptando medidas contrapuestas para contener los contagios sin tener en cuenta los efectos que pueden tener en las empresas. «Nos van a tener que oír», dijo el presidente de la patronal regional, que augura el cierre del 30% de los establecimientos tras esta tercera ola.

El presidente de la Croem, José María Albarracín, defendió también la necesidad de que los propietarios sean indemnizados y dijo que llevará la propuesta el próximo martes a las patronales nacionales CEOE y Cepyme.