Hoy es un día triste para la medicina murciana; hemos perdido a Manolo Lozano, víctima de un desgraciado accidente.

Tuve la fortuna de conocerlo durante mis años de residencia en la ciudad sanitaria Virgen de la Arrixaca, donde él era director médico. Pronto nos transmitió su pasión por el razonamiento clínico como base del trabajo diario: «Zagales, exploraciones complementarias sin criterio llevan a errores complementarios», y su preocupación por el uso eficiente de los recursos.

Su inteligencia, su capacidad para hacer sencillos los problemas clínicos más complejos, fruto de muchas horas de estudio y de su pasión por el trabajo, a las que unía una gran habilidad manual, le llevaron a ser innovador en muchas técnicas endoscópicas y a convertirse en un referente y respaldo permanente para los que trabajábamos con él.

Años después, se incorporó al entonces Hospital General, en el que dejó una profunda huella haciendo equipo con los doctores De Prado y Ortolano y formando, tanto en ciencia como en humanidad, a muchos de los jóvenes que hoy siguen su ejemplo en el hospital Reina Sofía y en otros hospitales de la Región.

Su pasión por la medicina solo era superada por su pasión por la vida, la naturaleza y los caballos „especialmente su inseparable Mosquito„, su dedicación generosa a los amigos y su paciencia con nuestros hijos, a los que enseñó a amar a los animales y a tener una curiosidad insaciable.

El Hospital General Universitario Reina Sofía de Murcia, su casa, hoy está de luto. Manolo guía nuestros pasos a la grupa de Mosquito. Hasta siempre amigo.