Alberto del Villar, economista y profesor del Departamento de Economía y Dirección de Empresas de la Universidad de Alcalá, analiza los resultados obtenidos en su estudio sobre la valoración económica de las actividades agrarias en el Campo de Cartagena junto a los catedráticos María Inmaculada López y Joaquín Melgarejo, de la Universidad de Alicante.

Esta experiencia se ha traducido en modelos y productos que integran un know how importante que ha conquistado también mercados internacionales a través de la exportación de tecnología. Donde antes sólo había lugar para el empleo de personal de cualificación técnica media o peones, hoy hay departamentos de innovación que contratan ingenieros y técnicos muy cualificados. Estas actividades se retroalimentan y atraen capitales y talento a la región.

Mientras en otras demarcaciones el volumen real se acerca a sus niveles de dotación, en el Campo de Cartagena es raro el año que se aproxima a ese nivel. Afortunadamente, la región está sobrada de otro factor productivo fundamental: el clima adecuado. Esta situación ha coadyuvado a buscar los métodos más eficientes y productivos. La necesidad hace virtud.

¿Cuáles son las principales conclusiones de su estudio?

En primer lugar destacaría la importancia clave para la economía de la comarca de las actividades agrarias. En segundo término, la elevada inversión en I+D+i buscando la eficiencia y reducción de la contaminación, y en tercer lugar el polo de atracción para la inversión nacional y extranjera que impulsa el dinamismo de la región.

¿Cuáles son los principales beneficios económicos de la actividad agraria del Campo de Cartagena para la industria y la economía de la Región?

Las actividades agrarias son el inicio de la cadena de valor que implica el 38% del PIB de la comarca. Sin estas actividades, el resto no tiene sentido que se localicen en la zona. Estas actividades han dinamizado la economía local y han propiciado el liderazgo en los merados internacionales. Todo ello ha contribuido a la diversificación económica y la atracción de talento.

¿Qué supone en términos económicos que la demanda de productos de la Región sea muy superior a la oferta?

Facilita que se produzcan procesos de integración vertical y se obtengan rentas adicionales más allá de las correspondientes a las actividades agrarias. El titular de la explotación se integra en la industria alimentaria y en la cadena de distribución, mejorando su renta.

El estudio habla de un proceso de integración vertical único en España del Campo de Cartagena. ¿Qué indica esta particularidad?

La competitividad de los productos locales y su liderazgo internacional permite buscar rentas adicionales a los titulares de las explotaciones integrándose en la cadena de valor de sus productos (industria alimentaria y distribución).

Se dice que el 70-80% de la producción se destina a distribución nacional y países europeos. ¿Hay datos concretos donde se especifique la distribución nacional y la exterior?

La cifra concreta de exportaciones es difícil de precisar, dado que puede variar de un producto a otro y de un año al siguiente. Hay variedades que se cultivan exclusivamente para mercados internacionales, en tanto que otras variedades atienden a la demanda nacional.

Según el estudio, el canal internacional proporciona mayor valor añadido a la producción. En el actual contexto de crisis sanitaria, ¿se han resentido las exportaciones?

Afortunadamente, los confinamientos y limitaciones de movilidad no incluyen a las mercancías, al menos las esenciales. El sector primario es un sector esencial y se ha visto beneficiado, al menos no perjudicado, por esta situación. Europa no produce los productos del Campo de Cartagena, pero los demanda. Es más una oportunidad de ganar y consolidar mercados más que una amenaza.

Se habla de la importancia de la I+D+i en el Campo de Cartagena. ¿En qué se traduce esa innovación y por qué es un foco de atracción para otras actividades?

Las industrias y suministradores locales han tenido que adaptarse a un entorno muy competitivo generando valor a sus productos. Las antaño pequeñas industrias poco tecnificadas que suministraban a los productores agrarios han tenido que innovar y concebir mejores productos, que han tenido un ‘campo de pruebas’ muy dinámico. Esta experiencia se ha traducido en modelos y productos que integran un know how importante que ha conquistado también mercados internacionales a través de la exportación de tecnología. Donde antes sólo había lugar para el empleo de personal de cualificación técnica media o peones, hoy hay departamentos de innovación que contratan ingenieros y técnicos muy cualificados. Estas actividades se retroalimentan y atraen capitales y talento a la región.

El estudio muestra que la innovación no tiene reflejo en otras partes del territorio nacional. ¿Por qué se produce este fenómeno específicamente en el Campo de Cartagena?

En una palabra: necesidad. Comparado con otras regiones, los niveles de suministro de agua para las explotaciones de regadío son muy reducidos. Esto ha producido una situación de estrés hídrico que se ha convertido en la norma y no la excepción. Justo lo contrario que en el resto de España. Mientras en otras demarcaciones el volumen real se acerca a sus niveles de dotación, en el Campo de Cartagena es raro el año que se aproxima a ese nivel. Afortunadamente, la región está sobrada de otro factor productivo fundamental: el clima adecuado. Esta situación ha coadyuvado a buscar los métodos más eficientes y productivos. La necesidad hace virtud.

¿Qué supondría, en términos económicos, la desaparición del regadío?

Las actividades agrarias son la columna vertebral de un tejido económico muy débil. Cuando vemos un colegio o un concesionario de coches no nos cabe en la cabeza que estas actividades tengan que ver con el regadío. El impacto económico directo, indirecto e inducido de las actividades agrarias es muy significativo en la Región de Murcia, y no parece que pueda existir una alternativa a corto plazo.

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