Las bacterias y los hongos también son capaces de ayudar a eliminar los residuos plásticos. El Centro Tecnológico del Mueble (CETEM), que tiene su sede en Yecla, trabaja desde hace varios años en el desarrollo de una nueva técnica para el reciclaje del poliuretano, las espumas utilizadas en la industria del mueble para la fabricación de sofás, sillas y colchones. El objetivo de este programa, que ya está muy avanzado, es conseguir la degradación de estos materiales plásticos mediante la intervención de los microorganismos que habitan de forma natural en el suelo.

Según informaron fuentes del Centro Tecnológico, las espumas de poliuretano son materiales altamente resistentes a la degradación «que se amontonan en vertederos y áreas de acumulación para ser finalmente incinerados o enterrados».

Sin embargo, «no existe todavía una alternativa medioambientalmente sostenible para la gestión de los residuos y subproductos de esta industria».

Las espumas de poliuretano también son utilizadas en otras muchas industrias como textil, calzado, higiene y belleza o automoción.

El llamado proyecto Biomerger explora una nueva técnica de eliminación y reciclaje de los residuos de estos productos basada «en la contribución que puede llegar a realizar una batería de distintos hongos y bacterias capaces de ´alimentarse' de este material. El procedimiento desarrollado consiste en incubar piezas de espuma con los diferentes microorganismos a la temperatura óptima en la que estos se reproducen y aportando una concentración de humedad y nutrientes adecuada».

Este proyecto está enmarcado dentro del programa de ayudas RIS3MUR, de la Consejería de Empresa, Industria y Portavocía, que estudia estrategias sostenibles para gestionar de manera eficiente los subproductos de la industria de las espumas de poliuretano.

Hasta el momento, ya se han seleccionado varias especies de hongos y bacterias con una gran capacidad de degradación, cuya efectividad ha podido comprobarse gracias al control de la pérdida de peso de las espumas y su observación al microscopio.

El proyecto Biomerger, que se encuentra en el ecuador de los cuatro años de duración programados, ha permitido obtener varios resultados prometedores, lo que hace que dos de las tres vías de investigación planteadas estén cerca de conseguir sus metas.

La primera vía de investigación consiste en el estudio de la biodegradación de las espumas, que es hoy en día un método clave en las estrategias de eliminación de plásticos del entorno y la mitigación de sus efectos contaminantes.

A principios de este año se pondrá en marcha la segunda vía, el reciclado de las espumas. Esta estrategia consiste en estudiar qué enzimas están implicadas en la biodegradación de las espumas de poliuretano. Las enzimas son proteínas que poseen los microorganismos, las encargadas de romper la estructura química de este material.

Detectando y aislando dichas enzimas, pueden utilizarse para que degraden las espumas sin necesidad de utilizar los microorganismos. De esta forma, las espumas no son eliminadas del todo, sino que se descomponen en otros compuestos más simples, los cuales pueden recuperarse, purificarse y utilizarse en otras aplicaciones, como la fabricación de nuevos materiales.

Este proceso consiste en la descomposición del material por acción de los microorganismos que habitan de forma natural en la naturaleza. En el proyecto Bioemerger, en lugar de estudiar la descomposición de las espumas en un entorno natural como el suelo, que resultaría un proceso lento, se investiga la degradación acelerada en condiciones óptimas de laboratorio, mediante microorganismos concretos específicamente escogidos para este fin.

El procedimiento consiste en incubar piezas de espuma con los diferentes microorganismos a la temperatura óptima en la que estos se reproducen y aportando una concentración de humedad y nutrientes adecuada.

En este momento, y debido al cambio que las industrias hacia un modelo más sostenible, el proyecto Bioemerger tiene como objetivo ayudar en esta transformación mediante estrategias de degradación, reciclado y valorización de dichas espumas, abordadas desde un enfoque biotecnológico. De esta forma se evita que acaben en los vertederos y se facilita «la transición a un modelo de economía circular total».